En 2014, la investigadora Shelley Adamo y su grupo estaban estudiando cómo responden ante el estrés los grillos de la especie Gryllus texensis. Pero durante la investigación los grillos acabaron infectados accidentalmente con un virus llamado IIV-6/CrIV, un incidente que acabaría dando un giro al proyecto.
Al contagiarse con el virus, los grillos se vuelven estériles. Sin embargo, eso no hace que dejen de copular. Es más, los investigadores vieron que los machos infectados copulaban más que los que no habían sido contagiados por el virus. De acuerdo con el artículo donde publicaron los resultados, el virus es capaz de cambiar el comportamiento de los grillos alterando los niveles de ciertas proteínas. Y al estimular la actividad sexual, los virus consiguen expandirse más entre la población.