Varias técnicas permiten datar elementos producidos antes y después de las explosiones de la década de 1940
Como ya os contamos alguna vez, no todos los átomos son iguales y existen variantes más o menos radiactivas de distintos elementos químicos. Algunas de esas variantes, como el cesio-137 y el estroncio-90, prácticamente no existían en nuestro planeta antes de antes de que se detonasen las bombas nucleares.
Gracias a ello es posible saber, por ejemplo, si un vino ha sido embotellado antes de 1945. La técnica también sirvió para demostrar que un cuadro que colgó de la pared de la coleccionista Peggy Guggenheim durante décadas no podía ser auténtico. Los altos niveles de cesio-137 y estroncio-90 en el cuadro indicaban que era imposible que lo hubiera pintado el artista francés Fernand Léger en 1913.
Las bombas nucleares también causaron un pico en la atmósfera de carbono-14, una variante de la forma más habitual del átomo de carbono, y que también se ha utilizado para identificar falsificaciones de cuadros.