Eso es lo que argumenta la física alemana Sabine Hossenfelder en este artículo de opinión publicado en The Guardian. Se queja de que muchos investigadores dedican una gran cantidad de tiempo y esfuerzo a especular sobre la existencia de nuevas partículas. La práctica les ayuda a progresar profesionalmente, pero según Hossenfelder es una pérdida de tiempo y un desperdicio de dinero.
La búsqueda de hipotéticas nuevas partículas suele justificarse porque explicarían anomalías observadas en los experimentos. Por ello, con cada nueva anomalía en la literatura surge un aluvión de nuevas partículas. La autora lo compara a los “cazadores de ambulancias”, esos abogados que ven en cada víctima de un accidente un posible nuevo cliente.
Foto de portada: Thomas Cizauskas.