Una investigadora inglesa mantiene una interesante colección científica con especímenes de todo el mundo
En este artículo publicado en The Guardian se nos cuenta la historia de Alexandra Morton-Hayward, una paleontóloga molecular que está revolucionando el estudio del cerebro a través de técnicas innovadoras. Con una colección de más de 600 cerebros, algunos de hasta 12.000 años, Morton-Hayward explora cómo estos especímenes pueden perdurar sin los métodos típicos de conservación. Su investigación sugiere que los procesos moleculares que causan daño cerebral durante la vida pueden, paradójicamente, ayudar en la preservación después de la muerte, especialmente en ambientes pobres en oxígeno y saturados de agua.
Recientemente, se encontró con cerebros preservados de un cementerio medieval en Bélgica, que incluían un número inquietante de casos de niños. Su investigación en curso puede transformar nuestra comprensión tanto de las civilizaciones antiguas como del neurodesarrollo moderno, revelando información sobre el envejecimiento neurológico y el impacto del estrés fisiológico.