A mediados del siglo pasado el psicólogo estadounidense Bertram Forer hizo un experimento entre sus alumnos. Tomó una serie de frases de una columna de astrología y las convirtió en un test de personalidad.
Las frases del test decían cosas como “Tienes una gran necesidad de gustar y que te admiren” o “A veces eres extrovertido, afable y sociable, mientras que otras veces eres introvertido, cauteloso y reservado”. Sin saber que todos los tests eran exactamente iguales, los alumnos evaluaron cada frase con una nota del cero al cinco, siendo mayor la nota cuánto más de acuerdo estuvieran con la afirmación. Sorprendentemente, la nota media de la clase fue de 4,26. Es decir, todo el mundo se sentía muy identificado con una serie de afirmaciones aparentemente muy concretas. Podéis encontrar la lista completa de preguntas aquí.
El experimento ha sido repetido en múltiples ocasiones con resultados similares. Ilustra bien cómo nuestra percepción sobre nosotros mismos puede ser fácilmente influenciada.
El término “efecto Barnum”, con el que más popularmente se conoce a este fenómeno, fue popularizado por un libro de psicología publicado algunos años después y hace alusión a P.T. Barnum, un famoso showman del siglo XIX que hizo una fortuna gracias a bulos y engaños.