Bajo condiciones de calor extremo, los árboles evaporan mucha más agua por las hojas durante el día de la que después son capaces de llenar por las raíces durante la noche
Las olas de calor, cada vez más frecuentes y pronunciadas, están apagando el latido de los árboles centroeuropeos, según un estudio que ha medido este latido de los troncos en 400 árboles de 21 especies de toda Europa durante la gran sequía del centro de Europa de 2018.
El estudio, con participación del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF) y que publica la revista ‘Nature Communications’, ha comprobado que durante el verano de 2018 los árboles centroeuropeos se contrajeron el doble que en condiciones normales porque perdían demasiada agua durante el día por la ola de calor que sufrió el continente y no eran capaces de rellenarse de nuevo durante la noche.
El latido de los troncos
Aunque muchas personas lo desconocen, los troncos de los árboles laten: se contraen de día porque se vacían cuando el agua se evapora por las hojas y se expanden de noche cuando se llenan de agua a través de las raíces.
Según el estudio, publicado coincidiendo con la celebración del Día Internacional de los Bosques, esta deshidratación deja a los árboles en situación de vulnerabilidad a plagas o sequías continuadas.
El investigador del CREAF Rafael Poyatos ha explicado que «este adelgazamiento refleja la deshidratación del árbol, que queda tocado durante años porque será menos resiliente y más vulnerable a cambios ambientales por la crisis climática, como plagas o episodios de sequía».
La investigación ha sido liderada por la Universidad de Ghent (Bélgica) y el Instituto Federal Suizo (Suiza).
Para llevar a cabo el estudio, investigadores de 59 instituciones de 17 países recogieron cómo variaba el diámetro del árbol cada media hora en 50 lugares de toda Europa, aglutinando datos de más de 400 árboles de 21 especies.
Según los investigadores, el latido de los bosques va al ritmo del agua que tienen los troncos de los árboles en su interior.
Igual que el corazón con la sangre, el árbol bombea agua de las raíces hasta la atmósfera para reemplazar el agua que pierde por transpiración en las hojas, cruzando el tronco de abajo hacia arriba.
Al amanecer, el tronco está hinchado al máximo y el agua comienza a moverse por dentro del árbol hacia arriba, hasta escapar por las hojas, evaporada por el calor y la fotosíntesis.
Al mediodía, el tronco ha perdido mucha agua y se ha contraído, y en ese momento tiene el mínimo diámetro del día.
Durante la tarde y cuando el sol se esconde y llega la noche, el árbol se llena absorbiendo agua a través de las raíces, y el ciclo vuelve a empezar.
Olas de calor
El estudio ha demostrado que los árboles del centro de Europa, bajo condiciones de calor extremo, evaporan mucha más agua por las hojas durante el día de la que después son capaces de llenar por las raíces durante la noche y así sufren deshidratación, que se agrava si la sequía perdura.
La investigación también ha comprobado que el efecto varía según las especies.
Por ejemplo, los robles son más capaces de llenar sus troncos durante la noche, sus raíces están más adaptadas a encontrar agua más adentro de la tierra, mientras que las píceas (Picea abies) y el pino silvestre (Pinus sylvestris) no son tan eficientes y sufren mucho más las olas de calor.
Para recoger los datos, los investigadores han usado una red europea de dendrómetros automáticos (unas pulseras metálicas que abarcan los troncos de los árboles) capaces de medir estos cambios invisibles a los ojos.
Cualquier cambio en el diámetro del tronco queda registrado cada media hora en un receptor de datos y el resultado muestra los latidos del tronco como un electrocardiograma forestal.