
La irisina, hormona que segrega la práctica de ejercicio, podría parar la progresión del alzheimer
Así lo han comprobado expertos de la Universidad Federal de Río de Janeiro (Brasil) y la Universidad de Columbia (Estados Unidos) en estudios con ratones con esa dolencia. Los resultados han sido publicados en la revistas Nature Communications.
Los investigadores responsables del estudio, Ottavio Arancio, Sergio Ferreira y Fernanda de Felice, demostraron que el aumento de la irisina, así como de su proteína precursora FNDC5, reducía el déficit de memoria y aprendizaje en roedores con alzhéimer.
Observaron también que cuando se bloqueaba la aparición de esta sustancia en el cerebro de los ratones enfermos, se perdían los efectos cognitivos beneficiosos que aporta el ejercicio físico.
EL EJERCICIO FÍSICO Y EL RETRASO DE TRASTORNOS NEURODEGENERATIVOS
Los científicos señalaron que si bien se sabe que el ejercicio mejora las capacidades cognitivas y retrasa la progresión de los trastornos neurodegenerativos, se requieren estudios adicionales para comprender mejor cómo la irisina entra en acción e interactúa con el cerebro.
Asimismo, indicaron que se requiere un mayor conocimiento para evaluar si la proteína tiene un efecto cognitivo beneficioso similar en los humanos.
No obstante, destacaron que el reciente hallazgo puede allanar el camino hacia nuevas estrategias terapéuticas que sirvan para mitigar el deterioro cognitivo en pacientes con alzheimer, una enfermedad para la que no existe cura.
Referencia bibliográfica:
Mychael V. Lourenco et al. 2019. Exercise-linked FNDC5/irisin rescues synaptic plasticity and memory defects in Alzheimer’s models. Nature Medicine. DOI: 10.1038/s41591-018-0275-4
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