Pedro Álvarez de Miranda de la Gándara<br />Catedrático de Lengua española en la Universidad Autónoma de Madrid
Pedro Álvarez de Miranda de la Gándara (Roma, 1953), catedrático de Lengua española en la Universidad Autónoma de Madrid y especialista en lexicografía, ocupa el sillón Q, que anteriormente correspondía a Carlos Castilla del Pino. Entre sus obras principales cabe citar Palabras e ideas: el léxico de la Ilustración temprana en España (1680-1760), Premio Rivadeneira de la Real Academia Española, una obra "de importancia decisiva en el ámbito de la Filología Hispánica", según Fernando Lázaro Carreter.
1.- ¿Quiénes fueron sus maestros y su Escuela en los estudios de Filología?
En primer lugar quería decirle que aprecio mucho esta oportunidad de agradecer a mis compañeros de la Universidad Autónoma, y en particular del Instituto Universitario "La Corte en Europa", su cordialidad con motivo de mi elección para la Academia.
Yo soy fundamentalmente un filólogo, y a lo largo de mi carrera he tenido siempre un doble interés por la Lengua y por la Literatura, ya desde la época de mis estudios universitarios, y creo que en eso se nota la influencia de quienes fueron mis maestros. En la carrera lo fue, fundamentalmente, don Rafael Lapesa, discípulo a su vez, como es bien sabido, de don Ramón Menéndez Pidal, y me siento por eso bastante identificado con eso que se ha llamado el "integralismo" de la filología española. Esa dedicación simultánea a los estudios lingüísticos y a los estudios literarios, que hoy, la verdad, resulta difícil de mantener en un mundo cada vez más especializado, pero que a mi me sigue pareciendo fundamental. Me ha interesado tanto la historia de la lengua como la historia de la literatura y la historia cultural.
En el terreno específicamente lingüístico, no puedo dejar de mencionar tampoco a otro maestro mío, y miembro de la Academia, que es don Manuel Seco. Por otro lado, entre mis lecturas para la tesis desempeñó también un papel fundamental, con su orientación, un historiador como don José Antonio Maravall.
2.- ¿Qué valor da usted a la Historia de la Lengua dentro del estudio de las Humanidades?
Muy alto. Actualmente su presencia en los planes de estudios de Filología tal vez no sea la que merecería, pero la lengua es un reflejo de la evolución social, no tiene sólo un interés por sí misma, también lo tiene como vehículo de las ideas. Precisamente Maravall fue uno de los historiadores que más hizo por subrayar cómo se acompasan la historia de las mentalidades, la historia de las ideas -políticas, sociales, económicas- y la historia de la lengua, sobre todo un sector de la historia de la lengua que es el que a mi el que más me interesa, el léxico. Evidentemente, la sintaxis histórica tiene, por ejemplo, menos repercusiones extralingüísticas que la historia del léxico, pero la interconexión entre historia del léxico e historia general me parece evidentísima, y apasionante como tema de estudio.
3.- Como miembro del Consejo Directivo del Instituto universitario "La Corte en Europa" (IULCE) de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) ¿podría comentarnos qué novedades metodológicas propone el IULCE-UAM en las Humanidades, y si está usted satisfecho con la labor investigadora desarrollada por el Instituto?
Como le decía, fundamentalmente mi campo de trabajo es la Historia del léxico y también la Historia de los diccionarios, es decir, la historia de la codificación del léxico en obras de consulta. No es lo mismo una cosa que otra; en realidad, la que ocupa un lugar central dentro de la Historia de la lengua es la Historia del léxico, y la historia de la lexicografía, es decir, de los diccionarios, es en cierto modo subsidiaria de ella. Me ha interesado mucho, sobre todo, el léxico del español moderno, entendiendo por tal el de la Edad Moderna, y el español contemporáneo, es decir, mi campo se sitúa sobre todo entre el XVI y el XX, con particular atención al XVIII que es un siglo clave, y al que dediqué mi tesis y bastantes estudios.
Mi conexión con el Instituto Universitario "La Corte en Europa" surgió cuando descubrimos, el profesor Martínez Millán y yo, que teníamos intereses comunes en una parcela que era la del léxico cortesano, el vocabulario de las etiquetas cortesanas. Yo dirigí una tesis en esta universidad, excelente me parece, y no por estar dirigida por mi, sino por las capacidades de la doctora, Elena Varela, sobre los galicismos del español de los siglos XVI y XVII. Y es que realmente la llegada de Carlos V a España rodeado de una corte configurada a la medida de la Casa de Borgoña supuso una verdadera avalancha de galicismos en la lengua. Es curioso que se hable tanto de la influencia francesa que llega con los Borbones, y no nos damos cuenta de que la influencia lingüística francesa en ese terreno es mayor incluso con los borgoñones y flamencos que acompañan al emperador. Paradójicamente los Borbones luego sustituirán, en algunos aspectos, la etiqueta de la Casa de Borgoña.
En ese sentido, por mi dedicación a la Historia del léxico, por mi dedicación a la historia cultural, por el hecho de que el Instituto Universitario "La Corte en Europa" es un instituto verdaderamente interdisciplinar, en el que compartimos trabajos, experiencias e intereses filólogos -y ahí me incluyo yo modestamente como historiador de la lengua-, pero también historiadores de la literatura, historiadores generales, historiadores de la música, del arte, me parece una experiencia y un equipo verdaderamente interesantísimo. Se habla mucho de interdisciplinariedad, que es una palabra muy larga y muy pomposa, pero que luego, en pocos sitios verdaderamente se practica y se ejercita como en este instituto.
4.- ¿Qué actividades e investigación piensa desarrollar como nuevo académico de la Real Academia Española (RAE)?
Bueno, proyectos exactamente no, sería completamente presuntuoso que pretendiera llegar a la Academia con proyectos propios, en absoluto. Yo llego a la Academia, naturalmente, para ponerme al servicio de lo que la Academia determine.
Conozco bastante bien la casa, porque trabajé en ella durante trece años, en lo que entonces se llamaba el Seminario de Lexicografía y tenía como misión redactar un diccionario histórico de la lengua española. Evidentemente, mi dedicación fundamental se centra en el léxico, y parece lógico que los trabajos en los que yo participe dentro de la Academia sean los de tipo lexicográfico. No soy especialista en gramática. La Academia acaba de publicar, como se sabe, una monumental Gramática de la que ahora van a salir dos versiones sucesivamente reducidas. Es decir, que hay en la Academia varios frentes, desde luego uno muy importante es el lexicográfico, y los varios diccionarios de la Academia, otro es el gramátical, el ortográfico, la sección que en la Academia se llama "El español al día", que es una sección de consultas lingüísticas; además está en relación también con las Academias hispanoamericanas -acaba de salir también un diccionario de americanismos-, etc. La Academia Española, desde luego, desarrolla una actividad muy rica, muy amplia, y yo me sumaré muy gustoso y muy honrado a esa actividad en lo que la Academia determine.