Larsen C está a sólo 13 km de desprenderse de la Antártida y de modificar así la topografía del Polo Sur convirtiéndose en una nueva señal sobre el calentamiento global. La investigación ha sido publicada en la revista <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/2016JF004047?systemMessage=Wiley+Online+Library+%27Journal+Subscribe+%2F+Renew%27+page+will+be+down+on+Wednesday+05th+July+starting+at+08.00+EDT+%2F+13.00+BST+%2F+17.30+IST+for+up+to+75+minutes+due+to+essential+maintenance." title="Journal of Geophysical Research: Earth Surface" alt="Journal of Geophysical Research: Earth Surface" target="_blank">Journal of Geophysical Research: Earth Surface</a>.
Sólo han bastado seis días para que la fractura de la plataforma Larsen C de la Antártida se haya alargado 17 kilómetros. Ahora tan sólo 13 km la sujetan a la tierra firme. La pregunta ha dejado de ser si Larsen C se romperá generando un enorme iceberg de casi 5.000 km2 (más o menos como La Rioja) sino cuándo lo hará. Y cuando eso ocurra el hemisferio sur ya no será igual.
La alerta la ha lanzado el investigador Adrian Luckman de la Universidad de Swansea (Gales), quien tiene bajo control esta plataforma del Polo Sur y estudia los efectos del calentamiento global en esta zona del mundo. No es la primera plataforma de hielo que se deshace. De hecho, Larsen A y B ya se separaron en 1995 y 2002 respectivamente. Dicen los investigadores de Sweansea que Larsen C no tendrá un efecto directo en la subida del nivel del mar, aunque el problema es que "los pequeños cambios en la Antártida pueden tener una gran influencia". Si se derritiera Groenlandia habría una subida del nivel del mar de más de 7 metros, si la Antártida se quedara sin hielo el mar subiría casi 60 metros.
Obviamente estos son valores teóricos, pues los gigantes de hielo continental de la Antártida y Groenlandia no van a desaparecer de un día para otro, pero nos dan una idea de cómo los pequeños cambios en estas inmensas masas de hielo ya pueden causar subidas notables del nivel del mar. De la Antártida aún se sabe muy poco sobre lo que está ocurriendo y lo que va a ocurrir. En teoría, es un continente más estable por la cantidad enorme de hielo que tiene, mucho mayor que la de Groenlandia, y su situación geográfica.
"Pensamos que está más o menos estable pero hay estudios que indican que la parte oeste (que incluye la península donde se encuentra Larsen C), cuya capa de hielo es más fina, tal vez no sea tan estable. En el caso de la plataforma Larsen C, la pregunta es lo que va a pasar una vez que el iceberg gigante se separe de ella. ¿Lo que resta de la plataforma se quedaría estable, o será el preludio de la completa desintegración de una plataforma más?", explica Sergio Henrique Faria, profesor e investigador del Centro Vasco para el Cambio Climático (BC3).
Independientemente del interés científico que causa esta plataforma, la situación realmente grave sigue siendo la del Ártico, que se está calentando y derritiendo a un ritmo sin precedentes. De hecho, se espera que en los próximos años o décadas se produzca un verano completamente sin hielo marino en esa región.
"El hielo marino es una capa de hielo flotante que se forma sobre el océano en regiones polares. La superficie del hielo marino es de color muy claro, generalmente blanco por la nieve. Gracias a él se refleja la luz y la energía del sol, que retorna al espacio. Es lo que llamamos efecto albedo. Si es muy alto, como en la nieve, casi toda la energía se refleja. Si desaparece una parte, lo que encontramos es la superficie oscura del océano, que absorbe casi toda la energía solar. Si calientas el océano, se calienta también la atmósfera, causando un derretimiento aún más intenso del resto del hielo marino en un efecto de retroalimentación. Se cree que esta retroalimentación es una de las causas del fenómeno de amplificación del calentamiento en el Ártico, caracterizado por un aumento de la temperatura aquí de 2-3 grados más que el calentamiento medio en el resto del globo. Dicho calentamiento amplificado desestabiliza el clima polar y a su vez afecta los climas vecinos (Europa, Asia, America del Norte...). Tal desestabilización la empezamos a ver de forma clara también en nuestra región, a través de los eventos meteorológicos extremos, como olas de calor y de frío, sequías, inundaciones, etc. Además, el calentamiento del océano Ártico afecta también la estabilidad del hielo continental sobre Groenlandia y todo lo que salga de ahí aumentará el nivel del mar", explica Faria.