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Autor
Judith de Jorge

Hallan en Atapuerca la cara del primer europeo

El fósil de hace 1,4 millones de años fue recuperado hace tan solo unos días en la Sima del Elefante

Hace tan solo unos días, el equipo que trabaja en las excavaciones de la Sima del Elefante, en el yacimiento de la sierra burgalesa de Atapuerca, hizo un descubrimiento excepcional. Envuelto en las arcillas del nivel TE7, el último alcanzado, apareció parte de la cara del que es hasta el momento el humano más antiguo de Europa, de aproximadamente 1,4 millones de años. «No esperábamos dar con algo tan extraordinario. Ha sido una grandísima sorpresa», reconoce el paleoantropólogo José María Bermúdez de Castro, codirector del yacimiento. El hallazgo puede ayudar a explicar el origen de la cara moderna y arrojar luz sobre cómo el género Homo conquistó el viejo continente.

La sima ya escupió en 2007 una mandíbula, dada a conocer en la revista ‘Nature’, del que se consideró entonces el primer europeo. Las dataciones estimaron que tenía entre 1,1, y 1,3 millones de años. Pero la nueva pieza, encontrada por uno de los miembros del equipo de investigación, Edgar Téllez, en el sector K29, estaba situado justo dos metros por debajo, lo que hace suponer que es aún más antiguo.

La emoción fue máxima al recuperar los fragmentos que componen la parte izquierda de una cara: un maxilar, el borde de la nariz, el hueso malar (que forma la mejilla y una parte de la cavidad del ojo) y los alveolos de los dientes.

El fósil fue presentado ayer en Burgos por los tres codirectores del yacimiento —Juan Luis Arsuaga, Eudald Carbonell y Bermúdez de Castro— y la investigadora y coordinadora de la Sima del Elefante, Rosa Huguet. «Sin ninguna duda estamos ante un hallazgo histórico. No solo es el fósil humano más antiguo de Europa sino que presenta una región de la cara que habitualmente se conserva muy mal porque es muy frágil», afirma Arsuaga.

Un año de estudio

De momento, este fósil ofrece más preguntas que respuestas. Queda un arduo trabajo para arrancarle sus secretos. Estos días ya se están obteniendo muestras geológicas para estimar con precisión su antigüedad. Para ello, se emplearán modernas técnicas de datación, entre ellas la de núclidos cosmogénicos, productos de las reacciones nucleares entre los rayos cósmicos y los elementos de la atmósfera y la litosfera de la Tierra.

Las muestras se procesarán en el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh) en Burgos. Además, junto al fósil se desenterraron varias muestras de industria lítica muy arcaica y marcas de corte en una costilla que evidencian claramente su manipulación con una herramienta de piedra. Esas piezas serán estudiadas en el Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) de Tarragona.

A quién pertenecía esta cara es algo que, de momento, no se sabe. «Podría ser del mismo grupo que la mandíbula de 2007 y que fue asignada a Homo sp. —especie indeterminada por falta de datos concluyentes—, pero no está claro. Esto va a requerir al menos un año de estudio», dice Bermúdez de Castro. El fósil se comparará con otros de diferentes partes del mundo para intentar aclarar este punto. De momento, es imposible distinguir si era hombre o mujer. Y, de momento, tampoco le han puesto un apodo como a ‘Miguelón’, el Cráneo 5 de la Sima de los Huesos.

Arsuaga cree que, por cronología, se trata de un Homo erectus, el primer ancestro humano que se extendió por el Viejo Mundo desde su aparición en África hace dos millones de años. El rostro «sorprende por lo frágil que es. Creo que podría pertenecer a un subgrupo más relacionado con Homo sapiens (el ser humano anatómicamente moderno). Recuerda a Homo antecessor, que es muy posterior en el tiempo», subraya el investigador.

Precisamente, para los científicos, lo más interesante de este fósil es que puede ayudar a arrojar luz sobre muchas cuestiones de la evolución humana que aún están sin resolver. Una de las más importantes es cuándo y dónde apareció la primera cara moderna, que actualmente se atribuye a Homo antecessor. En concreto, a la que ahora se considera chica de la Gran Dolina, de hace 850.000 años. Se trata de uno de los fósiles más emblemáticos de Atapuerca, cuyos restos fueron descubiertos durante una excavación en 1994.

Mientras algunos investigadores creen que estos rasgos surgieron independientemente en Europa, Asia y África, Bermúdez de Castro considera que lo hizo en un lugar común para todos ellos y después se dispersó por el resto del mundo. «Este fósil es clave para entender por qué tenemos una cara como la que tenemos y cuándo y por qué apareció», dice.

La cara de la sima «no es moderna, pero tampoco tiene aspecto de Homo erectus en sentido clásico, como los que se han encontrado en Indonesia, ni tampoco africano. Hay que hacerle preguntas y nos contestará en un tiempo. Tenemos la posibilidad de investigar un fósil fantástico», afirma el investigador. «La suerte es que haya aparecido este maxilar clave para estudiar la cara humana y no una falange, un trozo de húmero o de fémur...», añade.

Lo que sí se sabe es que este homínido y sus congéneres, fuesen quienes fuesen, habitaban una especie de Edén para la vida. El ambiente de Atapuerca era muy diferente entonces. El clima todavía no se había enfriado hasta el punto de provocar glaciaciones y era más cálido que en la actualidad. El paisaje estaba repleto de pantanos y zonas encharcadas donde vivían distintos animales como tortugas, hipopótamos y rapaces pescadoras. Había muchos recursos para sostener a las poblaciones humanas..

La llegada a Europa

El fósil también puede llevar a los investigadores a revisar la llegada de los humanos a Europa. La primera salida de África se produjo hace aproximadamente dos millones de años, pero se desconoce cuándo el género Homo alcanzó el continente. Las primeras evidencias están en Dmanisi, en la República de Georgia, con una antigüedad de 1,8 millones de años. En la cuenca de Guadix-Baza, en Granada, un diente de leche también indica la presencia de un niño hace 1,4 millones de años. «Esto nos deja medio millón de años de vacío en Europa. No sabemos qué pasó entonces. Quizás falten más fósiles por encontrar. Desconocemos mucho de lo que puede haber en Grecia, Turquía e incluso Italia, donde hay que seguir investigando. Creo que en la sierra de Atapuerca hemos llegado casi al límite, pero quizás encontremos presencia humana más antigua», indica Bermúdez de Castro.

Según explica, en el yacimiento burgalés «todavía hay mucho por excavar. Los compañeros que trabajan en el nivel 7 están muy emocionados y con la moral muy alta». Aún queda campaña de verano. Quizás en los próximos días surja algo más que complete el retrato prehistórico.


Fotografía: Cara parcial de un homínido hallado en el yacimiento de la Sima del Elefante (sierra de Atapuerca) MARÍA DOLORS GUILLÉN / EQUIPO DE INVESTIGACIÓN DE ATAPUERCA.

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