El autor de la famosa frase <i>Pienso, luego existo</i> tenía un cerebro normal, a excepción de un bulto inusual en la corteza frontal. ¿Estaba ahí su genialidad?
Un grupo de científicos ha reconstruido una imagen en 3D del cerebro del filósofo, matemático y físico francés del siglo XVII René Descartes, autor de la famosa frase Pienso, luego existo. Lo que tratan de saber los investigadores es si los cerebros de los genios (especialmente las formas en sus superficies) podrían dar pistas sobre sus destacadas inteligencias, informa la revista Science en su web.
La mayoría de los cerebros estudiados hasta la fecha -incluyendo el de Albert Einstein-, han sido reales, pero desgraciadamente el de Descartes ya se había descompuesto, así que los investigadores emplearon técnicas normalmente utilizadas para el estudio de los seres humanos prehistóricos para crear una imagen en 3D del cerebro del genio mediante el escaneo de la impresión que dejó en el interior de su cráneo, conservado durante casi 200 años en el Museo Nacional de Ciencias Naturales en París.
En su mayor parte, el cerebro de Descartes resultó 'sorprendentemente normal'. Sus dimensiones totales caían dentro de los intervalos regulares, en comparación con otros 102 humanos modernos. Sin embargo, los científicos encontraron algo inesperado: una protuberancia inusual en la corteza frontal, en una zona que puede procesar el significado de las palabras, según estudios previos. Los científicos ha explicado su descubrimiento en la revista Journal of the Neurological Sciences, pero advierten de que esa rareza no es necesariamente la indicación de unas capacidades extraordinarias. Descartes podría estar de acuerdo: "No es suficiente tener una buena mente", escribió. "Lo principal es usarla bien".