• Volante

    He soñado tus manos
    precisas, enguantadas
    esquivando a su antojo
    las embestidas del viento.

    Al impulso más leve
      -fuerza plena, medida-
    giraba cauteloso
    el aro de madera.

    Nos acecharon, torvos,
    los cuernos del espacio,
    pero tus palmas rígidas
    guardaban el secreto
    de toda resistencia.

    ¡Dame tus dedos, acres
    de olor a gasolina.
    Esos dedos cerrados
    que precintan la oscura
    mercancía del vértigo.

    ¡Ellos me harán correr
    hasta encontrar mi vida!

  • Soneto

    Yo guardo en mi baúl de matemático
    ideas y conceptos racionales:
    asíntotas, entornos, integrale
    y el punto, que es tan ralo y axiomático.

    Tomando las funciones de gramático
    reciclo palabrejas magistrales:
    afijos, decrementos, ideales;
    y pretendo ser claro y sistemático.

    ¿Mas cómo han de faltar en esta glosa
    los vectores, el π de tanta fama,
    la tangente, de imagen tan hermosa,

    la bella derivada, que es su hermana?
    Hay mucho que nombrar, hay tanta cosa
    que acaso yo precise otra mañana.

  • Accidente

    nuestras manos acechan
    una rosa distante,
    que llega consumida,
    persiguiendo en el aire
    sus cien rumbos tronchados.

    Vientos de perdición
    le taladran las sienes.

    ¡Pobre flor esquemática,
    en vano intentaremos
    soldar a un nuevo fallo
    tu juventud deshecha!

    Nunca más los caminos,
    ni el susto delicioso
    de la escondida curva
    ni el abrazo del polvo
    incitante, reseco.

    Ya todo será oscuro.
    Viejos hierros decrépitos
    mancharán de negrura
    tu vigor abdicado.

  • Autotomía

    La holoturia se divide en dos ante el peligro:
    suelta un yo a la voracidad del mundo,
    con el otro huye.

    En el acto se bifurca en fatalidad y salvación,
    en multa y premio, en lo que fue y lo que será.

    En mitad de su cuerpo se abre un abismo
    con bordes al acto convertidos en dos desconocidos.

    En un borde, la muerte; en el otro, la vida.
    Aquí, desesperación; allá, aliento.

    Si hay balanza, no se desnivelan los platillos
    . Si hay justicia, ¡hela aquí!

    Morir lo imprescindible, sin pasarse de la raya.

  • El matemático enamorado (fragmento)

    Un matemático se enamoró locamente
    de una joven mujer, atractiva y fascinante.
    Para acreditar de sus curvas la perfección,
    de ratios armónicas y ángulos se valió,
    garabateando jeroglíficos alarmantes.
    ....

    Sea X belleza, e Y buenas maneras,
    Z la fortuna, (esto último es esencial).
    Sea L la inclinación al amor -enunció-
    Entonces, L es una función de X, Y y Z
    del tipo que conocemos como Potencial.

  • Regreso

    Tocar un cuarzo ahumado, vítreo y negro,
    como quien busca en su naturaleza indiferente
    la reconciliación entre hombre y mundo.
    Aprendemos a ser lo que ya somos,
    y este trozo de piedra es un regreso.

    La piedra, en su secreto, es armonía,
    memoria silenciosa del planeta,
    regalo de una luz que se ha hecho sólida.
    Cuánta vida en lo inerte de este cuarzo
    que es cristalización de los milenios.

    El tacto es humildad.

  • Panne

    Te vi sobre el rasante de la amplia carretera,
    como una diosa antigua, bajo los vientos sola,
    junto a tu coche negro, que en su reposo era
    acharolado y fino, como un piano de cola.

    Iba yo a cien por hora, lanzado en torbellino
    sobre el galope fácil de mi carburador.
    El cromo de los faros, pantalla del camino.
    Mi pie, duro martillo del acelerador.

    Con una mano izada me lanzaste tu 'S.O.S'.
    Descendí, y, obsequioso, frente a frente los dos,
    y frené con un suave posar de freno hidráulico.

  • Hipocondría

    Conozco bien mis males, y por eso,
    sin número,
    sola, me diagnostico
    enfermedades muy sofisticadas

    Sin ir más lejos ni salir de casa:
    padezco ahora mismo
    una terrible fiebre
    muy común en los trópicos.

    Leo con mucha atención los prospectos
    y a Kavafis.
    Guardo cama esperando
    esos anunciadísimos y bárbaros
    'efectos secundarios'.

  • Segunda revolución industrial

                                       Gratismegaombligostop
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  • Oda al número 2

    Siempre infantil caminas por las cifras
    enseñando tu cola puntiaguda,
    y tu panza de niño adolescente
    por donde se resbala la ternura.

    Eres, al fin, el único juguete
    que traza el usurero con su pluma.
    Cisne de los papeles escolares!
    ¡Príncipe y equilibrio de las curvas!

    Cuando tu nombre se abre entre mis labios
    apenas si se mueve tu figura;
    en el aire nadando te me alejas
    por un mundo de hierro y de penumbra.

    ¿Qué vas a hacer cuando el dolor te lleve
    por las altas ventanas de las sumas?