• El ingeniero

    La luz, el sol, el aire libre,
    envuelven los sueños del ingeniero.
    El ingeniero sueña cosas claras:
    superficies, tenis, un vaso de agua.

    El lápiz, la escuadra, el papel;
    el dibujo, el proyecto, el número:
    el ingeniero piensa el mundo justo,
    mundo que ningún velo cubre.

    (Ciertas tardes subíamos
    al edificio.

  • Leo a Tomás de Aquino en el smartphone

    Leo a Tomás de Aquino en el Smartphone,
    en latín, el pasaje en que afirma
    que el bien se expande por el mundo. Todo
    alrededor podría desmentir
    ese olvidado axioma tan hermoso.
    Porque el mal igualmente se difunde.
    Pero todo también alrededor
    confirma el bien, su difusión incluso
    física. Yo podría
    dudar, pero no dudo, de esta fórmula
    escrita en un idioma
    pensado para el mármol, para el bronce,
    para neta incisión cuadrada de oro
    de una letra tras otra en la moneda,
    para la delicada miniatura.

  • Índice de impacto

    Conviene publicar un disparate,
    Tan obsceno que ofenda de ipso facto.
    Te darán un gran índice de impacto,
    Los ingenuos que miren tu dislate.

    No importa si es con cuerdo o botarate,
    De citas mutuas sellarás un pacto.
    Aunque sean banales y sin tacto,
    Juntas harán lucir tu escaparate.

    No intentes un problema complicado,
    Si el ritmo frena en tus publicaciones.
    Pues debes mantenerlo acelerado.

    En alza tengas siempre tus opciones
    De rozar el poder en el poblado,
    Con índices y citas a montones.

  • Agua en Marte

    Inventan el milagro, hay agua en Marte.
    Ese charco ligero entre los cielos,
    esa huella ligera y matutina.
    Si hay agua en Marte hay vida para siempre.
    Si hay agua en Marte hay luz en la tiniebla.
    Pasan los soles, como reyes viejos,
    pasan los tiempos, como dinosaurios,
    y ese cuenco ligero, agua en la roca,
    ese brocal de luz,
    ese milagro,
    nos devuelven la fe en el universo,
    esta casa sin puertas que habitamos,
    esta continuidad de las edades.

  • Mi monstruo favorito

    Qué va a pasar cuando mi novia sepa
    que no puedo vivir sin tus pseudópodos,
    sin tu horrible humedad en mi bolsillo.
    Qué va a pasar cuando descubra un día
    las huellas de tu baba entre mis dedos,
    y empiece a hacer preguntas, y la rabia
    y los celos se agolpen en sus ojos,
    y yo confiese al fin que la he engañado
    contigo, y que no puede comparársete,
    y le enseñe orgulloso el agua sucia
    donde se reproducen nuestros hijos.
    Que va a pasar cuando no entienda nada
    y nos denuncie a Sanidad.

  • Lamelibranquios

    Lateralmente asimétricas
    las acéfalas conchas, valvas
    abriéndose o cerrándose a medida
    que el peligro decrece, el vicio incide.

    Cuántas fuerzas para enterrarse en sí
    perdiendo el todo contacto con el mundo.
    Cuántos incluso con ese desparpajo
    y ese aire indecible de voluntad.

    Asifonados o sifonados sois
    - según la fórmula de Claus -
    de andares triangulares comprimidos,
    quien lo pudiera sobre el campo azul.

    Rocas, arena, maderámenes
    guarden los sabrosísimos moluscos.

  • Sobre la convulsión

    Si los muchachos traviesos
    de aguda fiebre están presos
    y no pueden defecar,
    si no duermen y se aterran,
    si sus ojos nunca cierran
    para dejar de llorar,
    si el color del cuerpo todo
    mudan también de tal modo
    que unas veces cual carmín
    se presenta enrojecido,
    y otras de verde teñido,
    y otras es lívido en fin:
    una convulsión impía
    debe temerse a fe mía,
    sobre todo si la edad
    no han cumplido de siete años,
    porque están aquestos daños
    más expuestos en verdad.

  • Yuri Gagarin

    Las estrellas se juntan alrededor de la tierra
    Como ranas en torno a una charca
    A discutir el vuelo de Gagarin.
    Ahora sí que la sacamos bien:
    ¡Un comunista ruso Dando de volteretas en el cielo!
    Las estrellas están muertas de rabia
    Entretanto Yuri Gagarin
    Amo y señor del sistema solar
    Se entretiene tirándoles la cola.


    De Canciones rusas. 1964-1967

  • Los sentidos

    Niño, vamos a cantar
    una bonita canción;
    yo te voy a preguntar,
    tú me vas a responder:
    Los ojos, ¿para qué son?

    Los ojos son para ver.
    ¿Y el tacto? Para tocar.
    ¿Y el oído? Para oír.
    ¿Y el gusto? Para gustar.
    ¿Y el olfato? Para oler.
    ¿El alma? Para sentir,
    para querer y pensar.

  • Así soñé yo la verdad

    Kepler miró llorando los cinco poliedros
    encajados uno en otro, sistemáticos, perfectos,
    en orden musical hasta la gran esfera.

    Amó al dodecaedro, lloró al icosaedro
    por sus inconsecuencias y sus complicaciones
    adorables y raras, pero, ¡ay!, tan necesarias,
    pues no cabe idear más sólidos perfectos
    que los cinco sabidos, cuando hay tres dimensiones.

    Pensó, mirando el cielo matemático, lejos,
    que quizá le faltara una lágrima al miedo.

    La lloró cristalina: depositó el silencio,