• Poema del cuarto elemento

    EL dios a quien un hombre de la estirpe de Atreo
    Apresó en una playa que el bochorno lacera,
    Se convirtió en león, en dragón, en pantera,
    N un árbol y en agua. Porque el agua es Proteo.

    Es la nube, la irrecordable nube, es la gloria
    Del ocaso que ahonda, rojo, los arrabales;
    Es el Maelström que tejen los vórtices glaciales,
    Y la lágrima inútil que doy a tu memoria.

    Fue, en la cosmogonías, el origen secreto
    De la tierra que nutre, del fuego que devora,
    De los dioses que rigen el poniente y la aurora.
    ( Así lo afirman Séneca y Tales de Mileto.)

  • El alquimista

    LENTO en el alba un joven que han gastado
    La larga reflexión y las avaras
    Vigilias considera ensimismado
    Los insomnes braseros y alquitaras.

    Sabe que el oro, ese Proteo, acecha
    Bajo cualquiera azar, como el destino;
    Sabe que está en el polvo del camino,
    En el arco, en el brazo y en la flecha.

    En su oscura visión de un ser secreto
    Que se oculta en el astro y en el lodo,
    Late aquel otro sueño de que todo
    Es agua, que vio Tales de Mileto.

  • Billedpistolen

    MI MÁQUINA Y YO
    YO Y MI MÁQUINA
    NOSOTROS
    ESCRIBIMOS ESTAS PALABRAS
    YO PIENSO
    ELLA OBEDECE
    NOSOTROS
    ESCRIBIMOS ESTA ORDEN
    ESCRIBE MÁQUINA
    ESCRIBE YO
    ESCRIBE NOSOTROS
    ESCRIBE NOSOTROS PARA UN FOLLETO SOBRE NOSOTROS
    MI MÁQUINA Y YO
    ESCRIBIMOS NOSOTROS PARA UN FOLLETO SOBRE NOSOTROS

    DOY GRACIAS PARA MIS ADENTROS
    SENSIBLEMENTE Y BAJO CONTROL
    ELLA ESCRIBE GRACIAS ALLÍ FUERA EN EL MUNDO SOBRE EL PAPEL
    BAJO CONTROL Y CON SENTIMIENTO

    LEE GRACIAS
    GRACIAS
    ALLÍ FUERA EN EL MUNDO

  • Tule takaisin, pikku sheba

    La teoría de la relatividad es una teoría de inmutabilidad,
    por eso: la huella del caribú no puede ser tan pequeña
          ni la de la liebre tan grande.
    Pero por aquí han pasado.
    Jesús ya no cura, no puede, así está bien.
          Aquí es el miserable el que gritó,
          componía música de órgano y gritaba.
          Por allí volaron hachas y notas.
    Así son mis tardes, como mis noches:

  • Copérnico

    Por la noche, bajo la luna encendida y las estrellas
    regresan de los campos. La brisa trae el son amortiguado
    de una campana; cabizbajos y en silencio pasan
    junto a un crucero gastado por la intemperie,
    al hombro las viejas y gastadas herramientas
    de sus antepasados pero contentos porque todo está atado
    y bien atado: mirad, allí los vientos y la luna, aquí
    las flores y el camino.

    No saben que quien les saluda varias veces al día
    sacó esta tierra de una raíz podrida - y la arrojó
    como una china al fondo de la noche y del vacío.

  • Oda al laboratorista

    Hay un hombre
    escondido,

  • A la expedición española parapropagar la vacuna en américa bajola dirección de don Francisco Balmis (SIGLO XIX:)

    ....... Con tales quejas el Olimpo hería;
    cuando en los campos Albión natura
    de la viruela hidrópica al estrago
    el venturoso antídoto oponía.
    La esposa dócil del celoso toro
    de este precioso don fue enriquecida,
    y en las copiosas fuentes le guardaba
    donde su leche cándida a raudales
    dispensa a tantos alimento y vida.
    JENNER lo revelaba a los mortales;
    las madres desde entonces
    sus hijos a su seno
    sin susto de perderlos estrecharon,
    y desde entonces la doncella hermosa
    no tembló que estragase este veneno
    su tez de nieve y su color de rosa.

  • Homo homini lupus

    No venimos del mono. Lo siento, señor Darwin.
    Somos lobos sin pelo que andamos por el mundo
    en posición erguida, pero con esos ojos
    crueles e inyectados en sangre y esas fauces
    repletas de cuchillos con que los lobos viajan
    por el bosque del caos, paidófilos y arteros.
    En nuestro más añejo depósito de mitos
    vive, junto al vampiro, el peludo hombre lobo.
    De la misma manera que Hyde domina a Jekyll,
    la bestia que se agita en las oscuridades
    de nuestro yo termina por imponerse al ángel
    que fuimos no sé cuándo (o no lo fuimos nunca),