• Palabras y números

    En el cielo una luna se divierte.
    En el suelo dos bueyes van cansados.
    En el borde del río nace el musgo.
    En el pozo hay tres peces condenados.
    En el seco sendero hay cuatro olivos,
    en el peral pequeño, cinco pájaros,
    seis ovejas en el redil del pobre,
    —en su zurrón duermen siete pecados—
    Ocho meses tarda en nacer el trigo,
    nueve días tan solo el cucaracho;
    diez estrellas cuento junto al chopo.
    Once años tenía,
    doce meses hace que te espero,
    por este paraguas trece duros pago.

  • Soneto al dodecaedro

    A ti, maravillosa disciplina,
    media, extrema razón de la hermosura,
    que claramente acata la clausura
    viva en la malla de tu ley divina.

    A ti, cárcel feliz de la retina,
    áurea sección, celeste cuadratura,
    misteriosa fontana de mesura
    que el Universo armónico origina.

    A ti, mar de los sueños, angulares,
    flor de las cinco formas regulares,
    dodecaedro azul, arco sonoro.

    Luces por alas un compás ardiente
    Tu canto es una esfera transparente.
    A ti, divina proporción de oro.

  • Promesa a las estrellas

    Ojitos de las estrellas
    abiertos en un oscuro
    terciopelo: de lo alto,
    ¿me veis puro?

    Ojitos de las estrellas,
    prendidos en el sereno
    cielo, decid: desde arriba,
    ¿me veis bueno?

    Ojitos de las estrellas,
    de pestañitas inquietas,
    ¿por qué sois azules, rojos
    y violetas?

    Ojitos de la pupila
    curiosa y trasnochadora,
    ¿por qué os borra con sus rosas
    la aurora?

    Ojitos, salpicaduras
    de lágrimas o rocío,
    cuando tembláis allá arriba,
    ¿es de frío?

  • Los contadores de estrellas

    Yo estoy cansado.

    Miro esta ciudad
    —una ciudad cualquiera—
    donde ha veinte años vivo.
    Todo está igual.

    Un niño
    inútilmente cuenta las estrellas
    en el balcón vecino.
    Yo me pongo también...

    Pero él va más deprisa:
    no consigo alcanzarle:
    Una, dos, tres, cuatro, cinco...
    No consigo alcanzarle.
    Una, dos ...
    tres...
    cuatro...
    cinco…

  • La mañanita

    Hermano, amaneció. Mirá.
    Ahora podemos ver ya el volcán Masaya
    y su humo
    saliendo del cráter, y la laguna, verde, de Masaya,
    más allá la laguna de Apoyo, muy azul,
    las Sierras, y serranías de color cielo
    hasta la lejanía, la verdad es
    que nuestra tierra es de color de cielo,
    más lejos, ¿lo ves?

  • La voz a ti debida

    Sí, ¡todo con exceso!
    ¡La luz, la vida, el mar!
    Plural, todo plural,
    luces, vidas y mares.

    A subir, a ascender
    de docenas a cientos,
    de cientos a millar,
    en una jubilosa
    repetición sin fin,
    de tu amor, unidad.

    Tablas, plumas y máquinas
    todo a multiplicar,
    caricia por caricia
    abrazo por volcán.

    Hay que cansar los números.
    Que cuenten sin parar,
    que se embriaguen contando,
    y que no sepan ya
    cuál de ellos ser el último;
    ¡qué vivir sin final!

  • Medios de comunicación

    No es preciso que sea mensajera
    la paloma sencilla en tu ventana
           te informa que el dolor
    empieza a columpiarse en el olvido

         y llego desde mí para decirte
    que están el río el girasol la estrella
               rodando sin apuro
    el futuro se acerca a conocerte

    ya lo sabes sin tropos ni bengalas
    la traducción mejor es boca a boca
             en el beso bilingüe
       van circ

  • Geometría paradójica

    Los filósofos dicen que cualquier tiempo
    está equidistante de la eternidad.
    Es una buena definición de un punto.
    El tiempo que vivimos no es lineal

    no es tampoco circular, es un simple
    punto que en su interior sueña
    ser una frágil e infinita línea
    llena de vida, de tiempo y de destino.

  • Astronomía

    Así, pues, es posible que la naturaleza de la tierra,
    ofreciendo los principios al alado fuego, haya engendrado los cometas;
    también es posible que la naturaleza, de forma misteriosa,
    haya creado esas antorchas como estrellas que brillan con tenue llama
    en el cielo; pero el Titán -con su violento ardor atrae hacia sí a los brillantes
    cometas, los absorbe en su propio fuego y enseguida los abandona,
    como hacen el Cilenio y Venus (cuando este planeta trae la noche,
    una vez encendido su lucero vespertino), que se ocultan con frecuencia,

  • El fonendoscopio

    El fonendoscopio es el único instrumento capaz
    de situar la subterránea tristeza del corazón.

    Plantaciones de margaritas, cubiteras de hielo,
    obuses rojos, se descubren con increíble asombro
    al.