Unos investigadores en China han desarrollado una batería con electrodos hechos de compuestos orgánicos que puede funcionar a 70 grados centígrados bajo cero, una temperatura mucho más fría que aquella a la que las baterías de iones de litio pierden la mayor parte de su capacidad de conducir y almacenar energía.
Lo descubierto podría ayudar a los ingenieros a desarrollar tecnología adecuada para soportar los ambientes fríos del espacio exterior a los que se enfrentan habitualmente las naves espaciales o los reinantes en las regiones más heladas de la Tierra.
Si bien las baterías pueden operar en climas relativamente fríos, tienen sus límites. La mayoría consigue solo el 50 por ciento de su nivel óptimo cuando la temperatura desciende hasta los 20 grados centígrados bajo cero, mientras que hacia los 40 bajo cero, las baterías de iones de litio disponen apenas de alrededor del 12 por ciento de su capacidad a temperatura ambiente. Esto puede limitar gravemente la utilidad de las baterías cuando se necesita usarlas en zonas no climatizadas de vehículos espaciales, que en muchos casos sufren descensos de temperatura hasta los 160 grados centígrados bajo cero, o incluso en zonas del Canadá y Rusia, donde estas pueden ser inferiores a los 50 grados centígrados bajo cero.
El equipo de Yong-yao Xia, del Departamento de Química de la Universidad Fudan (Shanghái, China) ha conseguido diseñar una batería recargable que funciona bien a una temperatura tan baja como 70 grados centígrados bajo cero.
Además, la composición de la nueva batería se basa en materiales orgánicos que son más abundantes, más baratos y más respetuosos con el medio ambiente que los empleados en las baterías comunes de iones de litio.