Fecha
Autor
Antonio Quesada (Dpto. de Biología. Universidad Autónoma de Madrid)

La Antártida: el continente de la investigación

La mayoría de los lectores ha oído hablar de la Antártida y saben que es un continente rodeado de océanos y que es el lugar más frío de la Tierra. Sin embargo, no todos los lectores tienen la percepción del tamaño de este continente en el que caben más de 20 Penínsulas Ibéricas completas. Es precisamente su gran tamaño lo que nos permite entender las grandes diferencias climáticas que hay en el continente, con zonas costeras menos frías en las que en verano la temperatura del aire sobrepasa los 0ºC y el hielo y la nieve se funden durante unas semanas al año, en contraste con el plateau continental con altitudes medias muy elevadas y donde las temperaturas máximas de verano raramente sobrepasan los -25ºC. Lo inhóspito del continente así como su lejanía a otras masas de tierra ha hecho que la presencia humana en el continente haya sido siempre esporádica sin asentamientos humanos permanentes, con excepción de las bases científicas.
Hasta la fecha la gestión de la Antártida se puede considerar un éxito de la negociación internacional que promovió la creación y firma del Tratado Antártico, por el que se regula la relación de las naciones con el Continente Blanco. Los países firmantes del Tratado Antártico, entre los que se encuentra España, deciden posponer sus reclamaciones territoriales hasta, al menos, mediados del siglo XXI, y de la misma manera aplazar la ejecución de la soberanía sobre el Continente. La creación del Tratado Antártico era necesaria ya que las reclamaciones territoriales se solapaban y había varias regiones de la Antártida (en particular la Península Antártica) que eran reclamadas por varios países. Dichas reclamaciones no se eliminan pero los países firmantes del Tratado se comprometen a no crear nuevas reclamaciones y a posponerlas antiguas mientras el Tratado Antártico esté vigente. De esta manera el continente Antártico no está regulado por las legislaciones nacionales y no hay fronteras, de forma que cada asentamiento (exclusivamente bases científicas) debe estar abierto a cualquier persona de cualquier nacionalidad que quiera visitarla. Por esta razón el Continente Antártico se considera el Continente de la Investigación, donde los intereses políticos, militares y comerciales de cada nación se posponen dejando paso únicamente al avance del conocimiento y a la consolidación de las relaciones internacionales.

LA INVESTIGACIÓN POLAR

A pesar de los devastadores inicios de la presencia humana en el Continente Antártico, con la expoliación de los recursos naturales, fundamentalmente de la fauna, desde los primeros decenios del siglo XIX el interés científico por el continente blanco ha ido incrementándose, de manera que muchas de las expediciones antárticas más famosas, además de los objetivos de exploración y de ampliación de fronteras, tenían objetivos científicos de descubrimiento y de desarrollo de ideas. Sin ir más lejos, cabe citar el ejemplo de la famosa y trágica expedición de Robert F Scott al Polo Sur, en la que se evidenció que el equipo, a las puertas de la muerte, aún llevaba arrastrando varios kilos de muestras geológicas que habían recogido en su camino. La investigación en las zonas polares ha tenido un reciente punto de inflexión con la celebración del Año Polar Internacional en 2007/08, en el que han participado más de 50.000 personas de más de 60 naciones (Krupnik et al 2011),e indudablemente ha supuesto el mayor esfuerzo internacional coordinado de investigación en el mundo. La mayor parte de los países durante ese periodo incrementaron su inversión en ciencia, incentivando una mayor investigación polar, tanto Ártico como Antártida, y sobretodo con una perspectiva internacional. A modo de ejemplo, España durante el Año Polar Internacional multiplicó por 3 su presupuesto en proyectos para investigación polar, lo que permitió por primera vez que España afrontara este reto investigador con nivel internacional y numerosos investigadores españoles participaran en proyectos extranjeros y muchos investigadores internacionales participaran de proyectos coordinados por investigadores españoles (Yela, 2011).

Pero, ¿por qué es necesaria la investigación de/en las zonas polares?, ¿merece la pena la inversión realizada por las naciones y los esfuerzos realizados por los investigadores?. La respuesta es, rotunamente sí.

La Antártida guarda, aún hoy, importantes secretos que permitirán entender el funcionamiento esencial de muchos procesos que indudablemente serán aplicados en nuestro entorno más cercano

Es precisamente el carácter aislado y con escasa presencia humana lo que permite encontrar ecosistemas prácticamente vírgenes en los que las influencias externas pueden jugar un papel secundario. Desde un punto de vista ecológico los relativamente sencillos ecosistemas polares nos permiten identificar procesos y protagonistas que en ecosistemas de latitudes más templadas pueden quedar enmascarados por su complejidad. Por otro lado, los estudios sobre los efectos del cambio climático en los ecosistemas antárticos son de gran valor para otras latitudes ya que permiten identificar de manera relativamente directa los efectos en los escalones iniciales de los ecosistemas sobre los que se asienta el funcionamiento del ecosistema completo, que serán amplificados por los efectos en los siguientes escalones. Pero también en otras ciencias, como la física, la geología o la glaciología, la Antártida es un fantástico laboratorio natural libre de interferencias que permite obtener respuestas aplicables en todas las latitudes. De hecho, los estudios en las zonas polares han permitido consolidar la idea de que la Tierra es un todo, donde todos los procesos están interconectados, tal y como propuso hace años J. Lovelock en su obra Gaia. Así, hoy en día el ciudadano entiende que los contaminantes emitidos en cierta localidad antes o después afectarán a otras localidades. Esta idea, que podemos considerar bastante reciente, probablemente se asentó en el conocimiento colectivo a raíz del descubrimiento del agujero de la capa de ozono sobre al Antártida, causado por gases producidos y utilizados a miles de km de la Antártida, fundamentalmente en el hemisferio Norte.

La Antártida guarda, aún hoy, importantes secretos que permitirán entender el funcionamiento esencial de muchos procesos que indudablemente serán aplicados en nuestro entorno más cercano. Un ejemplo son los lagos subglaciares que existen en el continente antártico, masas de agua líquida bajo extensísimas capas de hielo de varios km de espesor. El ejemplo más conocido es el lago Vostok que ha suscitado una enorme polémica respecto a su posible contaminación si se termina de perforar el agujero de casi 4 km de hielo por el que se pretende acceder a él. Las investigaciones sobre los lagos subglaciares pueden suministrar importantes hallazgos sobre la supervivencia de las especies microbianas en condiciones extremas, que se han relacionado con la posible existencia de vida en otros cuerpos de nuestro sistema solar, cuyas condiciones son supuestamente parecidas a las que se encuentran en estos lagos subglaciares antárticos.

De la misma manera, el estudio de los lagos superficiales y de sus comunidades ha sido el objetivo del programa LIMNOPOLAR que ha sido financiado por el antiguo Ministerio de Ciencia en Innovación. Este programa ha acogido a numerosos científicos tanto nacionales como extranjeros con el objetivo común de utilizar los lagos antárticos como sensores del cambio climático global. En el transcurso de estas investigaciones hemos identificado y cuantificado los procesos de transferencia de energía y materia en ecosistemas acuáticos no marinos, tanto lagos como ríos, con descubrimientos que significan importantes cambios en los conceptos asumidos previamente al respecto. Por otro lado, hemos descubierto una exuberante diversidad de virus de organismos acuáticos totalmente inesperada (López-Bueno et al 2009) y numerosas especies de otros organismos nuevas para la ciencia. Los primeros resultados parecen concluir que los lagos antárticos son excepcionales centinelas de los cambios climáticos producidos en épocas remotas o recientes (Quesada y Velázquez, 2012).

AMENAZAS PARA LA ANTÁRTIDA

El Tratado Antártico y en especial el Comité de Protección Ambiental del Tratado regulan de manera muy estricta y generalmente muy eficaz las actividades que pudieran poner en peligro los valores naturales de la Antártida. Aun así, de manera continua se evalúan nuevos peligros y entre ellos cabe destacar la creciente presencia humana en el continente de manos del turismo, que aunque está estrictamente regulado podría estar impactando algunas zonas consideradas destinos obligados de los turistas, tales como diferentes zonas de la Isla Decepción donde España dispone de la Base Gabriel de Castilla. Además del impacto directo de las actividades turísticas o científicas cabe pensar en impactos indirectos como los que pueden derivarse de la introducción inadvertida de especies que podrían adaptarse a las condiciones antárticas, desplazando a las comunidades nativas. Estos riesgos podrían considerarse menores, ya que pueden ser controlados mediante medidas reguladoras de obligado cumplimiento. Sin embargo, otros riesgos, como los derivados de las actividades ilegales realizadas por embarcaciones procedentes de países no firmantes del Tratado Antártico, verdaderos ‘piratas’ de los mares del sur, son mucho más difíciles de minimizar ya que la naturaleza del Tratado Antártico se basa en la no-soberanía, por lo que no puede haber sistemas restrictivos para países no firmantes del Tratado.

El cambio climático se evidencia de manera clara en algunas zonas de la Antártida como la Península Antártica, donde se sitúa la mayor parte de las bases científicas, aunque en la Antártida continental este efecto no es ni mucho menos tan evidente e incluso, se ha sugerido un ligero enfriamiento. La Península Antártica es considerada como una de las zonas de la Tierra, donde el cambio climático está teniendo mayor impacto, disminuyendo enormemente las masas de los glaciares en los últimos 45 años (Molina et al , 2007) y alterando el funcionamiento de los ecosistemas, tales como los lagos de la región (Quayle et al 2002). La región de la Península Antártica es además más vulnerable a pequeños cambios en la temperatura del aire, por situarse muy cerca de la temperatura de congelación en verano (Quesada y Velázquez, 2012), por lo que pequeños aumentos reducirán la duración de la cobertura de hielo, con importantes impactos ecológicos y abriendo oportunidades para especies invasoras.



Referencias

Krupnik I, Allison I, Bell R, Cutler P, Hik D, López-Martínez J, Rachold V, Sarukhanian E y Summerhayes C (2011). Understanding Earth’s Polar Challenges: International Polar Year 2007-2008. ICSU y WMO

López-Bueno A, Tamames J, Velázquez D, Moya A, Quesada A y Antonio A (2009). High diversity of the viral community fromn an Antarctic lake. Science, 326:858-861

Molina C, Navarro FJ, Calvet J, García-Selles D, Lapazarán J (2007). Hurd Peninsula glaciers, Livingston Island, Antarctica, as indicators of regional warming: ice-volume changes during the period 1956-2000. Annals of Glaciology 46: 43-49

Quesada A y Velázquez D (2012). Global change effects on Antarctic freshwater ecosystems. The case of maritime Antarctic lakes. En: Effects of Global Warming on Freshwater Ecosystems of the World: what can be done to reduce negative impacts? Editado por CR Goldman, M Kumagai y RD Robarts. En prensa

Quayle W, Peck LS, Peat H, Ellis-Evans JC y Harrigan PR (2002). Extreme responses to climate change in Antarctic lakes. Science 295: 645

Yela M (2011). La administración española y la investigación en la Antártida: coordinando un puzzle de ciencia y logística. Ecosistemas 20:5-6

Añadir nuevo comentario

El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.
Para el envío de comentarios, Ud. deberá rellenar todos los campos solicitados. Así mismo, le informamos que su nombre aparecerá publicado junto con su comentario, por lo que en caso que no quiera que se publique, le sugerimos introduzca un alias.

Normas de uso:

  • Las opiniones vertidas serán responsabilidad de su autor y en ningún caso de www.madrimasd.org,
  • No se admitirán comentarios contrarios a las leyes españolas o buen uso.
  • El administrador podrá eliminar comentarios no apropiados, intentando respetar siempre el derecho a la libertad de expresión.
CAPTCHA
Enter the characters shown in the image.
Esta pregunta es para probar si usted es un visitante humano o no y para evitar envíos automáticos de spam.