UNA RESPETUOSA BIOGRAFÍA DEL GENIO<br>
Contar la vida de Einstein como un homenaje
Reseña realizada por José González López de Guereñu<br>
Físico
Carl Seelig (1894-1962), fue un hombre afortunado. Al no tener problemas económicos se pudo dedicar a la poesía, el arte y el periodismo. Por si fuese poco tuvo el privilegio de ser amigo personal de Albert Einstein y de otros grandes científicos y personalidades de la época. Así pues, nos encontramos ante la obra de un testigo privilegiado de los profundos cambios que se produjeron en la Física a comienzos del siglo XX.
Desde un punto de vista técnico, se trata de una biografía muy amplia, de unas 300 páginas.
El prólogo, excelente, es de José Manuel Sánchez Ron (uno de los mayores estudiosos de la biografía de Einstein).
Se echa en falta una cronología y notas que aclaren la localización de la enorme cantidad de documentos que manejó el autor para elaborar la biografía.
Sobre el personaje y la obra, Einstein no interesa sólo a los físicos, porque sus teorías, como decía Gödel, "rozan problemas filosóficos como ocurre con el problema del tiempo, y así la gente se siente atraída hacia él, aunque no penetre en el núcleo intelectual de sus trabajos". A su vez, la dificultad de comprensión de sus teorías y que rompan con el "sentido común" supone paradójicamente otro ingrediente de su éxito. Lo plasmaba perfectamente Chaplin en su famosa frase: "A usted le aplauden las gentes porque no le entienden, y a mí me aplauden porque me entienden todos".
Es por ello que se le puede achacar al libro una carencia y un exceso: una carencia de explicaciones científicas que ilustren al lector, que no tiene por qué ser un físico o un historiador de la Ciencia, sobre esas cuestiones y un exceso de anécdotas, que aún siendo en general muy amenas, entorpecen a veces la lectura (es una pena que algunas de ellas no se ubiquen a pie de página)
Se nota en Carl Seelig un gran cariño, e incluso reverencia por Albert Einstein, justificado por la enorme relevancia del personaje. Ese exceso de admiración le lleva a silenciar en esta biografía algunos aspectos oscuros de la vida del genio, como la relación de Einstein con las mujeres y el abandono en una clínica de su hijo Eduard. Es más clamoroso el silencio cuanto que Seelig visitó y cuidó a Eduard de modo asiduo, incluso después de la muerte de Einstein. También se echan en falta las vivas y divertidas discusiones entre Niels Bohr y Albert Einstein en el congreso de Solvay de 1927, y las posteriores hasta 1930, que se nos hurtan quizás porque Bohr siempre salía victorioso de las objeciones que el testarudo Einstein le planteaba cuestionando la nueva teoría cuántica. Sin embargo, y no deja de ser gracioso, Seelig, quizás por ser poeta, sí se permite criticar con condescendencia los versos "ramplones" y humorísticos a los que tan aficionado era Einstein.
En cualquier caso hay que reconocer que estamos ante todo un clásico entre las biografías de Albert Einstein y que es muy interesante la visión tan global que nos da del personaje en su entramado complejo de relaciones. Especialmente atractivo será para aquellos que hayan estudiado carreras científicas encontrar a los más famosos físicos de finales del siglo diecinueve y comienzos del veinte en otra dimensión, no circunscritos a los enunciados de sus leyes y teorías ya aposentadas en los libros de texto, sino en un marco mucho más amplio, que nos muestra sus éxitos y sus fracasos, sus sueños y también sus problemas cotidianos.
Así pues, anímense y celebren el Año Mundial de la Física 2005 leyendo la biografía de quien hace ahora 100 años puso la Física "patas arriba".