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Observan por primera vez un chorro de gas mientras emerge de la estrella central de una nebulosa

Científicos del IAA-CSIC han analizado el chorro de NGC 2392 que apunta a la existencia de una estrella compañera

Las nebulosas planetarias están formadas por una estrella central - aquellas con una masa inferior a ocho veces la del Sol que están terminando su vida - rodeada de una envoltura fluorescente. Las nebulosas pueden tener diferentes formas y, aunque no sé sabe por qué se desarrollan de una forma u otra, todo apunta a "la participación de chorros bipolares de material lanzados por la acción de una estrella compañera", según afirma un nuevo estudio del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC). Estos astrónomos han conseguido trazar el chorro bipolar de la nebulosa planetaria NGC 2392 que, como indican, está situada a entre 3.000 y 5.000 años luz de distancia de la Tierra, en la constelación de Géminis, hasta su estrella central, "demostrando así que el proceso de lanzamiento del chorro sigue aún activo".

“Hasta hace solo un par de décadas se creía que las morfologías de las nebulosas planetarias se debían a la interacción de vientos estelares lanzados en dos fases evolutivas diferentes, un modelo que no explicaba las formas asimétricas o multipolares de algunas de ellas", apunta Martín A. Guerrero, investigador del IAA-CSIC, que encabeza el estudio. "Ahora sabemos que chorros de material, muy veloces y colimados, y que se forman al final de la vida de la estrella, podrían interaccionar con la envoltura expulsada en etapas anteriores y dibujar distintas morfologías”, señala el investigador.

Hasta ahora, nunca se había podido trazar el chorro bipolar. Se ha realizado gracias a una técnica denominada espectroscopía de campo integral, "capaz de resolver detalles antes inalcanzables y que emplean instrumentos de última generación como MEGARA, que opera en el Gran Telescopio Canarias (GTC)", dice la nota del CSIC. “La extraordinaria capacidad tomográfica de MEGARA nos ha permitido separar la emisión terriblemente débil del chorro de la brillante emisión nebular”, apunta Sara Cazzoli, investigadora del IAA-CSIC que participa en el trabajo.

El estudio ha revelado que el chorro, descubierto hace unos 40 años, consiste en dos grandes glóbulos que emergen de la estrella central y que se extienden más allá del cascarón externo de la nebulosa. "El material del chorro muestra una velocidad de unos 206 kilómetros por segundo, una edad de unos 2.600 años y un tamaño lineal que dobla el de la propia nebulosa", apunta el estudio.

“Finalmente, este trabajo viene a apuntalar un resultado que obtuvimos en 2019 y que analizaba los rayos X de alta energía que emanan de la estrella central. Estos proporcionan evidencia indirecta de la existencia de una compañera no visible girando en torno a la estrella central. En este escenario, el chorro emergería de la estrella compañera, muy posiblemente otra enana blanca, y la emisión en rayos X de un disco de acreción en torno a ésta última”, concluye Guerrero (IAA-CSIC).

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