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Educación y cambio climático

El investigador Walter Leal habla del papel de las universidades ante el calentamiento global

El investigador Walter Leal es director del centro de  “Sustentabilidad y Gestión de Impacto Climático” de la Universidad de Hamburgo de Ciencias Aplicadas.

Brasileño de nacimiento pero afincado en Alemania, Leal trabaja en temas ambientales desde hace más de tres décadas. Entre muchas otras cosas, ha participado en la elaboración de los dos últimos informes de evaluación del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, en los que se acuerda el consenso científico sobre el cambio climático.

Su investigación aborda diferentes aspectos del cambio climático, desde el desarrollo sostenible al papel que las universidades y la educación superior pueden desempeñar en la lucha contra el cambio climático. Sobre este último tema conversamos recientemente con él.

La entrevista ha sido editada para mayor claridad.

¿Cuál es el papel que las universidades pueden tener en la lucha contra el cambio climático?

Las universidades tienen un papel clave por dos razones. En primer lugar, tienen un papel muy importante en la generación de conocimiento sobre el cambio climático y sobre los aspectos químicos y físicos del proceso. Pero además la universidad desempeña un segundo papel: el de formar, informar y educar a los estudiantes y el de crear una cultura de relación entre el cambio climático y sus consecuencias.

¿Existe una gran diferencia entre la forma en que las universidades del norte y del sur global abordan el tema del cambio climático en las universidades?

Por desgracia, sí. En muchos países del sur global el tema no se aborda de forma intensiva, como debería ser. Vemos que hay un mayor énfasis en este tema en los países desarrollados, lo que también se refleja en la atención que se presta al clima en general. Aquí, en las universidades alemanas, tenemos las llamadas green offices, por ejemplo, que trabajan con el tema de la energía y el clima. Y en los países del sur, por desgracia, es un tema que aún está en pañales.

Y ello a pesar de que muchos de los países del sur global serán los más afectados por el cambio climático...

Sí, a pesar de eso. Pero se entiende, ya que esos países tienen otras prioridades: la pobreza, la violencia, ... El clima no es un tema  prioritario. Aunque eso no justifica el hecho. Porque efectivamente, son los países del sur los que más sufren los impactos del cambio climático y los que más tienen que trabajar en este tema.

¿Cuáles son los principales obstáculos con los que se enfrentan las universidades en materia de cambio climático?

El principal problema que existe es la competencia entre temas. El clima es un tema entre muchos otros, como por ejemplo, la salud. Observamos que durante la pandemia, el tema del clima perdió visibilidad, perdió énfasis. Ahora tenemos la guerra de Ucrania, que también le quita atención a este tema. Así que tenemos otros asuntos más importantes que restan atención a clima.

Otro elemento importante es que una parte del profesorado no se siente con confianza para trabajar con el cambio climático. Muchas personas piensan que hablar de cambio climático es un privilegio de los profesores de física y química. Y muchos sociólogos, científicos sociales o economistas no ven cómo el cambio climático está relacionado con su disciplina. No se sienten cómodos trabajando con ese tema porque piensan que es una asignatura sólo para ciencias duras, química, física y ciencias exactas en general.  Este es un factor que, en mi opinión, requiere mucho trabajo porque hay aspectos sociales, económicos y éticos muy importantes que no se están abordando como deberían.

Su investigación indica que hay una gran desconexión entre las facultades de Economía y el  cambio climático. ¿Podría hablar un poco sobre eso?

Los costes de adaptación o mitigación al cambio climático son considerables, pero menores que el coste de no hacer nada. La teoría económica actual hace hincapié en los costes a corto plazo. Pero no hay más que ver las noticias de catástrofes en los medios de comunicación. Por ejemplo, recientemente: en Pakistán ha habido inundaciones en una cuarta parte del país. Los costes de hacer frente a eso son mucho más altos que la mitigación de las emisiones y la adaptación al cambio climático. Así que la cuestión que creo es que los especialistas del área de economía tienen que pensar un poco más en esto. El coste de no actuar es mucho mayor que el de invertir en este ámbito.

¿Cómo son las universidades que se toman en serio el tema del cambio climático?

Hay al menos cuatro características comunes. La primera es la existencia de investigación sobre cambio climático. La segunda es la interdisciplinariedad: hay muchos expertos de áreas diferentes (biólogos, científicos sociales, especialistas en derecho, etc) trabajando en el tema y no sólo, como mencioné antes, físicos y químicos. La tercera es la existencia de un interés permanente por el tema. En algunos lugares se trabaja mucho de forma ad hoc, una cosita aquí, una cosita allá. Las universidades que se toman el tema en serio tienen un interés continuo en el tema. Y la última característica es la acción conjunta. En las universidades punteras se consigue involucrar al profesorado, al alumnado y al cuerpo administrativo. Este tipo de identidad con el tema del cambio climático es lo que suele faltar.

Se habla mucho de que el papel de los conocimientos de los pueblos indígenas puede ser muy importante en la lucha contra el cambio climático. ¿Cómo encaja este tipo de conocimiento en el contexto específico del cambio climático en las universidades?

En nuestro campo de investigación a este tipo de conocimientos se los denomina “locales y autóctonos”. Es un tipo de conocimiento que, por desgracia, se utiliza muy poco en los países desarrollados. En Alemania, por ejemplo, tenemos el conocimiento tradicional de los agricultores. Pero se está quedando obsoleto porque el cambio climático es tan intenso que los principios que se aplicaban hace cien años están perdiendo poco a poco su aplicación. Así, por ejemplo, la siembra de las semillas se realiza antes, porque la temperatura sube antes y la estación fría termina antes. Y el cambio climático, con la alteración de las lluvias, está perjudicando el trabajo de la gente que trabaja con la tierra.

Esto también pasa en los países en vías de desarrollo. Voy muy a menudo a África y lo he observado. Los conocimientos autóctonos del pasado están quedando desfasados por la velocidad del cambio climático. Así que los conocimientos que se aplicaban hace cincuenta años, por ejemplo sembrar en junio o julio para cosechar en noviembre o diciembre, ya no son aplicables porque el clima está cambiando, la temperatura está subiendo y estos conocimientos tradicionales no suelen encajar en la nueva realidad.

¿Cómo podemos construir la universidad del futuro en relación con el cambio climático?

Mi visión sería conseguir “alfabetizar” en el clima a los estudiantes universitarios. Por el momento, la mayoría no sabe leer ni escribir en relación con el clima, tenemos que alfabetizarlos, sensibilizarlos, no importa cuál sea su carrera universitaria: medicina, ingeniería, arquitectura, biología, no importa, si se alfabetizan la próxima generación será más sensible a este tema.

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