Desde los años centrales del siglo XIX, unido al proceso de desarrollo industrial, el medicamento inicia su producción en instalaciones fabriles, creándose un nuevo concepto -la especialidad farmacéutica- que acabará reemplazando la tradicional preparación magistral de los remedios medicinales. Consecuencia de esta fabricación a gran escala fue la popularización del uso de fármacos entre todas las clases sociales.
Nuestro país no fue ajeno a esta tendencia industrializadora. Siguiendo los modelos de los países de nuestro entorno mediterráneo (Francia, fundamentalmente), las oficinas de farmacia mecanizaron sus sistemas de elaboración y, con posterioridad, algunos empresarios constituyeron entramados industriales dedicados, con exclusividad, a la fabricación seriada de medicamentos. La localización de estas empresas industriales sigue los mismos parámetros geográficos que el resto de la industria química nacional: inicialmente se concentró en espacios periféricos de las grandes ciudades, y acabó trasladándose a zonas industriales específicas en las coronas metropolitanas. La ubicación de esta colección de medicamentos de fabricación industrial en Alcalá de Henares cobra especial sentido al situarse en un entorno donde, durante el último cuarto del siglo XX, las empresas farmacéuticas encontraron su acomodo en la Comunidad de Madrid.
El interés de esta colección es doble: por un lado presenta un valor documental intrínseco, permite conocer la producción y desarrollo de la industria farmacéutica en España, la evolución de las formas farmacéuticas, la introducción de nuevos productos en terapéutica o los requisitos administrativos exigidos a estos preparados. Por otro lado, el conjunto supone un testimonio de la evolución de los valores estéticos presentes en la sociedad a la que estos medicamentos estaban destinados.
Las piezas de esta colección incluyen tanto preparados destinados al uso humano, como medicamentos de uso veterinario, lo cual es un signo distintivo. De manera tradicional, los museos especializados en este tipo de piezas han optado por recopilar medicamentos de uso humano, abandonando la medicación animal, que -conviene recordar- constituye una parte sustancial en la historia de la fabricación de especialidades y colaboran a la propia salud humana.
Esta colección tiene, como anejo, una interesante serie de productos sanitarios, también de fabricación industrial y venta en oficinas de farmacia. Este conjunto muestra el proceso de sustitución de materiales en aras de una mayor profilaxis e higiene médico quirúrgica. Las agujas para jeringuillas hipodérmicas son un ejemplo paradigmático de esta transición, las antiguas piezas de acero y latón, que precisaban ser esterilizadas tras cada uso, han sido reemplazadas por agujas desechables, en cuya fabricación se emplean nuevos materiales (plásticos, siliconas, etc).
La colección de especialidades farmacéuticas de fabricación industrial, que hoy cuenta con más de 1000 piezas, comenzó a formarse en la década de 1970 por la Dra. Angustias Sánchez-Moscoso, profesora de Historia de la Farmacia de la Universidad de Alcalá, quién la incrementó de modo muy notable a lo largo de los años.