• La unidad

    ¡Espíritu disperso!
    ¿Sabes que la unidad
    informa el Universo?

    ¿Sabes que para abrir
    las puertas del Edén
    tienes que reunir,

    como espigas en haz,
    todas las aptitudes
    en armonía y paz?

    ¿No sabes que la unión
    de mil gotas consiguen
    batir el torreón?

    ¡Acopla las dispersas
    partículas y lánzate
    sereno a las empresas!

    iUno y flexible, como
    el cuerpo de la mar!
    Ella enarca su lomo,

    sin hacerse una grieta.
    Ella extiende su piel
    sobre la playa quieta,
    y en momentos de afán
    se levantan sus átomos

  • Neurastenia

    Huraño el bosque muge su rezongo,   Y los ecos llevando algún reproche,  Hacen rodar su carrasqueño coche   Y hablan la lengua de un extraño Congo.    Con la expresión estépida de un hongo,  Clavada en la ignorancia de la noche,   Muere la Luna. El humo hace un fantoche  De pies de sátiro y sombrero oblongo.    Híncate! Voy a celebrar la misa,  Bajo la azul genuflexión de Urano  Adoraré cual hostia tu camisa:   «jOh, tus botas, los guantes, el corpiño...!»  Tu seno expresará sobre mi mano   La metempsicosis de un astro niño.

  • Fragmentos

    La distancia más corta entre dos puntos:
    la que existe entre el tigre y la gacela.

  • ¿qué buscas en los libros...

    ¿Qué buscas en los libros,
    frente ardiente,
    corazón en brasas,
    manos temblando de impaciencia y ansias;
    qué buscas en los libros,
    con los ojos prendidos,
    como activas abejas, en las flores
    ilusorias del trazo de la imprenta?

    [...]
    ¿Buscas la ciencia
    que mane como arena
    fina, igual y cernida,
    de la universidad correcta y grave;
    arenas que reposen
    tu cuerpo fatigado?
    ¿O buscas la colina
    de clásico dibujo,
    que jamás hollarán tus plantas lentas,
    mortal cuya inquietud vaga en lo vago?

  • Diagnosis

    He sufrido por ti la escarlatina. El crujir de los   huesos cuando crecen.   He sufrido contigo la difteria, la malaria mortal              de quien lame una piedra en busca de              alimento.   Me has contagiado tus peores males.    He expiado por ti el sarampión del amor que              comienza, la artrosis voraz de la rutina.    Escorbuto de sed son tus abrazos mientras bebo              tus labios de vitamina 12.   He sufrido el dolor y la tregua.    Te he tomado con los dientes amargos con que se             muerde la aspirina.
    
    
    
    
    
    

  • El péndulo de foucault

    Filtrar eternidades, numeroso y efímero,
    deberme al artificio de un taller. Adentrarme
    por la arteria del tiempo sin tener más visado
    que un letrero heptasílabo. Centinela del verde
    de la luz, escanciar sus raudales sin pausa.
    Transpirar lejanías arraigado en un cerco.
    Oscilar libremente en todas direcciones.

  • La bomba atómica I

    e=mc2
    Einstein

    Diosa, visión de los cielos que me domina
    ¡...tú que eres mujer y nada más!

  • Cosmología aplicada

    En cada nuevo ser
    hay un nuevo big-bang,
    un mínimo universo
    que se extiende y desborda
    buscando sus fronteras
    más allá de sí mismo.
    En cada nuevo ser
    -un futuro distinto
    de luz y de tinieblas-
    vuelve a crearse el mundo.
    ¿Podría yo nacer
    en medio de mi vida,
    recrear el instante
    germinal y expansivo
    que aún ignora sus límites?
    ¿ y cuál será el destino
    que aguarda a ese hombre nuevo?
    ¿Qué estrellas brillarán
    en su máximo cielo?
    y en la noche del alma,
    ser de todo criatura,
    ¿de qué materia oscura

  • Fuego eterno

    A Heráclito de Ëfeso

    ¿Será verdad que un fuego primitivo
    llevamos dentro?
    ¿Qué esto que por los aires,
    luz sideral latiendo, contemplamos,
    anima nuestro cuerpo como parte
    de un rutilar inmenso que nos tiembla
    bajo de nuestra piel?
    Eso que llaman luz, esa armonía,
    eso que tan ajeno nos parece,
    campo en que respiramos,
    ¿será esta misma llama irreductible
    de nuestra intimidad?
    ¿No seremos acaso lo que somos
    o nos parece ser sino las chispas
    de esas frondas oscuras, palpitantes,
    en cuyo anhelo todo se resume

  • Teoría de la luz

    La paradoja de nuestro pensamiento   consiste en que -al igual que la luz  exhibe una doble naturaleza:     Por un lado, es como un tren de ondas   y, por el otro, como un río de partículas.     Así, nuestro pensamiento contiene en sí mismo  dos posibilidades paradójicas infinitas:     Crecer hasta ocupar todo el espacio   y llegar -como las ondas de un estanque-   a cubrir la inmensidad de la mente;     O reducirse hasta ocupar el espacio mínimo  como un arduo foco reconcentrado  en su naturaleza particular.