DE UN MUSEO EJEMPLAR<br>
El legado del zoológico de aclimatación
Reseña realizada por Evaristo Gómez López<br>
Director Zoo Aquarium de Madrid
Me gustaría comenzar mis palabras reproduciendo las palabras que SANTIAGO ARAGÓN, autor de la nueva monografía presentada por el Museo Nacional de Ciencias Naturales, rescata del prolífico legado de GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS: «¿De qué servirá que atesoréis muchas verdades si no las sabéis comunicar?».
El Museo Nacional de Ciencias Naturales y SANTIAGO ARAGÓN, profesor de zoología en la Universidad de París, se han unido para divulgar de manera excepcional ese rico tesoro de verdades de nuestra historia científica.
Por primera vez el fondo documental del Museo Nacional de Ciencias Naturales se abre para lujo y deleite de científicos, historiadores, estudiantes, y en general, todo el público interesado en rastrear la historia de la Sociedad española de aclimatación y de su jardín zoológico. Una historia breve, aunque como afirmó el escritor francés, ALEJANDRO DUMAS, «todo cabe en lo breve». Y realmente así es. Desde el año 1859 hasta su malograda defunción en abril de 1869, el jardín zoológico de aclimatación del Real Jardín Botánico madrileño, logró situarse en sus inicios a la cabeza de Europa en proyectos de aclimatación de animales útiles a la industria, y convertirse, asimismo, en la primera colección en su género dedicada a la práctica científica en España.
Una existencia breve, cierto es: diez efímeros años. Pero en la cual se permitió introducir todo cuánto hasta entonces sólo unos pocos como ISIDORE GEOFFROY SAINT-HILAIRE, fundador de la Société Zoologique D`Acclimatation, o MARIANO DE LA PAZ GRAELLS, delegado de la Société en Madrid, habían soñado: revolucionar la visión etnocentrista y antropocentrista imperante en la época y reclamar una nueva alianza basada en la solidaridad entre especies.
Años de investigación y la recopilación de una extensa bibliografía convierten a los lectores de esta magnífica obra en protagonistas indirectos de lo que fue una auténtica revolución para el internacionalismo científico del siglo XIX: la aclimatación de distintas especies a condiciones climáticas particulares, y siempre garantizando la defensa del principio de la unidad de la naturaleza viva.
El apéndice iconográfico constituye, sin duda, la memoria vida del jardín zoológico de aclimatación del Botánico de Madrid y confirma la vocación educativa del centro y la rica presencia de especies que reunió en su interior.
El jardín zoológico no sólo es un referente histórico por tratarse de la primera colección zoológica con vocación científica en España. Su memoria y espíritu perviven más fuertes que nunca en los actuales zoológicos. Espacios donde la conservación, la educación y la investigación no persiguen sino el bienestar de los animales y la consolidación de una alianza armónica de respeto y solidaridad entre hombres y animales.
Un objetivo que persiguieron hombres de la talla de ISIDORE GEOFFROY SAINT-HILAIRE o MARIANO DE LA PAZ GRAELLS, y sobre el que más de un siglo después sólo podemos confirmar que es el único camino posible.
Fue una existencia breve, pero el legado del jardín zoológico de aclimatación será imperecedero.