Según los datos de la agencia europea EUROSTAT, 13 de los 28 países de la UE siguen vertiendo más del 50% de sus residuos sólidos municipales.
Se trata principalmente los estados miembros ubicados en el sur y el este de Europa. En esta lista, España se encuentra en la séptima posición por la cola, con una tasa de vertido de 251 kg por persona y año.
Ante esta realidad, investigadores de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ETSI) de la Universidad de Sevilla proponen un sistema capaz de convertir el residuo de una forma más controlada, básicamente en dos pasos: primero el sólido se convierte a gas en condiciones reductoras (es decir, con poca presencia de oxígeno), y luego el gas generado se quema muy eficientemente y de forma controlada en un equipo convenientemente optimizado. "La gran ventaja medioambiental de este método frente a las incineraciones es que en condiciones reductoras se minimiza la generación de sustancias tóxicas. La eficiencia energética del proceso es, por otra parte, similar a la de la incineración".
La ventaja medioambiental de la gasificación, por tanto, sería evitar la emisión de hasta 300 kg de CO2 equivalente por tonelada de RSU tratada, mientras que el impacto económico sería aumentar la tasa de gestión de los RSU. La transformación del sistema actual de gestión de los RSU supondría fomentar, además, actividades industriales sostenibles y necesarias para cumplir con los objetivos de lucha contra el cambio climático a los que Europa se ha comprometido.
Hoy día existen ya experiencias industriales en este sentido en Finlandia de forma continuada desde 1998, así como experiencias piloto en Alemania, Noruega y, sobre todo, en el Reino Unido donde la tasa de gestión de RSU es significativamente más alta que en el resto de países, "lo que claramente denota el interés en promover la valorización energética como método de gestión para la fracción de los RSU que no se pueden reciclar".