Este patrón alimentario durante la infancia se relaciona con el estado inflamatorio, que mantenido en el tiempo se relaciona con factores de riesgo cardiovascular cuya aparición es cada vez a edades más tempranas.
La inflamación es un estado metabólico caracterizado por una respuesta ante un agente externo, la cual libera sustancias que ayudan a la reparación de los tejidos. La inflamación puede estar condicionada por la presencia de obesidad, o también algunos estilos de vida, como la alimentación. Desde hace algunos años se ha observado que la inflamación mantenida en el tiempo, también llamada inflamación crónica de bajo grado, se relaciona con factores de riesgo cardiovascular, cuya aparición es cada vez a edades más tempranas.
El grupo de investigación GENUD de la Universidad de Zaragoza (UNIZAR) ha publicado recientemente en la revista European Journal of Nutrition un estudio en el que se muestra la asociación entre los patrones alimentarios y el estado inflamatorio en niños europeos.
La investigadora Dª Esther M. González Gil, así como el resto de colaboradores, se basaron en datos del estudio IDEFICS, Identification and prevention of dietary- and lifestyle-induced health effects in children and infants study. Se trata de un estudio multi-céntrico realizado en 9 países Europeos: Bélgica, Chipre, Estonia, Alemania, Hungría, Italia, España y Suecia, en los que se realizaron mediciones en los colegios a los niños de 2 a 9 años. Hubo dos momentos de medición: en el curso 2007-2008 (medida inicial) y, dos años después, en el curso 2009-2010 (medida de seguimiento). Los resultados publicados se basan en más de 4000 niños participantes en el citado estudio.
En esta muestra, se identificaron 3 patrones alimentarios: el patrón 'proteína animal e hidratos de carbono refinados', el patrón 'alimentos azucarados y procesados' y el patrón 'saludable'. Estos patrones se identificaron en base a un cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos que incluía 41 ítems alimentarios. Aquellos niños que se incluían en el patrón 'alimentos azucarados y procesados' tenían una frecuencia de consumo elevada de productos azucarados como zumos de frutas, refrescos azucarados y dietéticos, cereales azucarados, cremas de chocolate, kétchup, chocolatinas, caramelos, galletas/pastas y helado. Asimismo, presentaban una mayor frecuencia de consumo de patatas fritas, embutidos, carne, mayonesa, hamburguesas, salchichas, kebabs y una baja frecuencia de vegetales cocidos, fruta fresca, agua, cereales integrales, yogurt, pescado, queso o pasta, en comparación con los otros dos patrones.
El grupo de investigación GENUD, coordinado por el profesor Luis Moreno, ha comprobado que los niños que se mantenían en el patrón 'alimentos azucarados y procesados', presentaban un 39 % más de probabilidades de tener un estado inflamatorio elevado, en comparación con aquellos niños que se incluían en el patrón saludable, independientemente del género, edad, educación parental, índice de masa corporal, zona geográfica y medicación previa a la extracción sanguínea.
Los resultados de este estudio ponen de manifiesto la importancia de una dieta saludable desde las etapas más precoces de la vida. La disminución de alimentos azucarados y procesados junto con el aumento de los alimentos de origen vegetal en la infancia es necesaria, con el fin de evitar el estado inflamatorio y, con ello, disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares en el futuro.
El presente estudio forma parte de la tesis de Dª Esther M. González Gil que lleva por título: Nutrición, inflamación y riesgo metabólico en niños y adolescentes Europeos.
El grupo de investigación GENUD pertenece al Instituto de Investigación Sanitaria Aragón (IIS Aragón), al Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2) y al Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN).