LIBRO DE REFERENCIA OBLIGADA PARA EL ESTUDIO DE LAS TEORÍAS DE LA DESESCOLARIZACIÓN<br>
Reseña realizada por Jon Igelmo Zaldívar<br>
Universidad de Deusto<br>Editor de la revista Encounters in Theory and History of Education
La sociedad desescolarizada (1971) es, con toda probabilidad, el libro que más impacto causó de cuantos Illich escribió durante su estancia en Cuernavaca, México, en los años sesenta y setenta. Las tesis planteadas en este texto levantaron un revuelo notable en la comunidad internacional de la pedagogía. En las facultades de educación de medio mundo los argumentos críticos lanzado por Illich contra las instituciones educativas modernas fueron estudiados y motivaron un debate sin precedentes en el campo de las ciencias de la educación y la pedagogía. El propio Illich se convirtió en un icono entre quienes veían entonces que occidente se encontraba en un momento histórico que demandaba en el campo de la educación una toma de decisiones de carácter radical.
Para quienes por primera vez se acerquen a este libro, puede resultar de interés saber que La sociedad desescolarizada no es un libro en el que se lleve a cabo un estudio exhaustivo del desempeño pedagógico de los recintos escolares con el fin de analizar su fracaso y la malversación de esfuerzos y dinero que suponen. Más bien este volumen es un escueto ensayo en el que Illich pretende únicamente plantear las bases para una crítica frontal a la expansión de las instituciones modernas que en los años setenta estaban siendo promovida por parte de las potencias industriales del momento. La escuela es, desde esta perspectiva, sólo un ejemplo de la contraproductividad institucional que puede llegar a desatarse bajo la ecuación de un progreso y desarrollo sin límites. Tanto es así que demostrar que nunca ha habido tantos títulos por metro cuadrado como hay en los países más modernos del mundo y que nunca los seres humanos han tenido tantas dificultades para solucionar sus propios problemas y encontrar un sentido a su vida en relación con el entorno social y natural, resulta clave para analizar críticamente hasta donde pueden llegar los tentáculos de la contraproductividad de las instituciones educativas.
Además, en este trabajo Illich intuyó que dentro del marco teórico del desarrollo articulado principalmente tras la Segunda Guerra Mundial se estaba generando, al inicio de los años setenta, una mutación que situaba a las instituciones educativas en un nuevo nivel de destrucción desconocido hasta el momento por la humanidad. Y es que toda cultura queda amenazada en una sociedad donde el aprendizaje queda expresamente institucionalizado. Así, en un contexto donde lo que una persona puede aprender está dentro de una institución, sucede que los jóvenes en vez de aprender cómo hay que cuidar a un enfermo, terminan aprendiendo a identificar el lugar donde debe desembocar la manifestación que revindica más financiación para hospitales públicos; en vez de saber cómo trabajar la tierra, buscan modos de organizarse para protestar por la comida basura; en vez de aprender a caminar o a hacer uso de su propia energía para transportarse, apenas conocen la forma de utilizar con agilidad el transporte público o de apretar el acelerador; y en vez de aprender a leer y escribir, sólo saben descifrar de forma mecánica los signos que aparecen y desaparecen en la pantalla del ordenador.
No obstante, esta publicación que fue capaz de ocasionar un gran impacto y que desde su aparición fue considerado como el libro de referencia obligada para el estudio de las teorías de la desescolarización -aunque sobre la clasificación teórica de su pensamiento el propio Illich no estuviera de acuerdo-, en los años ochenta y noventa cayó en el olvido. Y aunque se podría especular sobre las razones que motivaron este abandono por parte de la comunidad internacional de la pedagogía, cualquier intento por buscar explicaciones al respecto no puede obviar que fue el propio Illich quien más esfuerzos hizo hasta su muerte en diciembre 2002 por desvincularse tanto de la temática que abordó en este libro como de la metodología para el estudio de las instituciones educativa que planteó en La sociedad desescolarizada.
Con todo, la nueva edición que la editorial Brulot acaba de comercializar de La sociedad desescolarizada supone una buena noticia para quienes estudian el modo en que se pensaban las instituciones educativas en los años setenta del siglo XX. De hecho, aquellos que en las últimas décadas han buscando con ahínco adquirir este libro de Illich en las librerías, por fin van a tener a su disposición este trabajo clásico de la pedagogía. Y es que la última edición de este libro en castellano, lanzada por parte de la desaparecida editorial mexicana Joaquín Mortiz, databa de 1985; exceptuando, por supuesto, la edición revisada por Javier Sicilia que el Fondo de Cultura Económica publicó en 2006 dentro del primer volumen de las obras reunidas de Illich.
A modo de breve reseña bibliográfica, merece la pena destacar algunos datos en relación con la primera edición del libro de Illich. Así, fue a finales de 1970 cuando la editorial Harper and Row Publishers Inc., de Nueva York, comenzó a trabajar en la edición del primer volumen que llevaría el título de Deschooling Society. Por su parte, la edición comercial en castellano del libro, cuyo título fue desacertadamente traducido como La sociedad desescolarizada, fue realizada simultáneamente por la editorial catalana Barral Editores. Lo que permitió que ya en los primeros meses de 1971 el texto llegara a las librerías de todo el mundo.
Esta primera edición, en su origen, ni siquiera tenía el formato de libro. Una vez más, lo que se estaba presentando Illich, al igual que ocurrió con otros trabajos suyos anteriores como Celebration of Awareness (1970), Church, Change and Development (1970) y Ensayos sobre la trascendecia (1971), era una recopilación de los panfletos que había publicado en los primeros meses de 1970 en revistas de distintos continentes. Lo novedoso en este caso era que esta vez la crítica a las instituciones educativas se convertía en el eje temático que organizaba el conjunto de los textos.
Además, algo que no se ha tenido en cuenta en los estudios realizados de la obra de Illich en relación a las instituciones educativas por parte de historiadores de la educación es que el primer borrador de La sociedad desescolarizada apareció publicado ya en septiembre de 1970 en las series del Centro Intercultural de Documentación (CIDOC) que el propio Illich coordinaba en la ciudad mexicana de Cuernavaca. En el número 54 de 'CIDOC Cuadernos' y bajo el título de The Dawn of Epimethean Man and Others Essays, fueron publicados la mayor parte de los textos que terminarían conformando La sociedad desescolarizada meses después. Y según declaraba Illich en la introducción a este volumen lanzado desde Cuernavaca, los trabajos que conformaban este trabajo recopilatorio del CIDOC habían sido escritos durante la primera parte de 1970 y estaban relacionados con las lecturas semanales que había realizado como consecuencia de su participación en el seminario Alternatives in Education organizado por su colega Everett Reimer en el centro de Cuernavaca.
El título elegido por Illich para esta primera edición de su libro en relación a la crítica a las instituciones educativas merece ser analizado. Es curioso que en este boceto publicado en el 'CIDOC Cuaderno' número 54, se decantara por un título de carácter esperanzador como era The Dawn of Epimethean Man and Others Essays, y que, finalmente, cuando el texto fue comercializado por una gran editorial, se buscara un enunciado más impactante, esto es, La sociedad desescolarizada. Con toda probabilidad Illich no estaba del todo convencido sobre el uso del término desescolarización como concepto que articulara su crítica de las instituciones educativas. Sabía que en última instancia la desescolarización no era el objetivo de sus reflexiones, aunque el neologismo podía ser lo suficientemente impactante como para llamar la atención.