Miguel Ángel Jiménez Clavero<br />Investigador del Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA) del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria
Accésit Premio madri+d de Comunicación Científica.
1.- La Fundación madri+d creó en 2005 una sección de blogs bajo el título 'Compromiso social por la ciencia' ¿Cuándo inauguró su blog y cómo han evolucionado tanto los temas que trata como la relación con sus seguidores?
El blog comenzó su andadura en enero de 2012. El primer post fue escrito como una declaración de intenciones que marcaba la línea que iba a seguir: se trata de informar acerca de las emergencias sanitarias causadas por infecciones víricas, sin caer en el alarmismo, desde el rigor científico y procurando usar un lenguaje llano y comprensible para todo el mundo. Creo que desde entonces no me he apartado de esta línea y no me puedo quejar, porque el blog tiene cada vez más visitas, más seguidores, y encima ha sido premiado ya dos veces. Para mí es un éxito que no esperaba cuando comencé a escribir ese primer post.
2.- Es el segundo año que su blog Virus emergentes y cambio global obtiene un reconocimiento en estos Premios. En esta ocasión, el post Cuando dos virus terminan siendo el mismo, traslada de forma amena un asunto que puede parecer baladí, según apunta usted, pero que tiene una vertiente muy útil, porque trata de establecer la identidad de los virus, utilizando las referencias históricas de forma magistral para explicar el presente ¿Por qué eligió escribir sobre este tema?
La identidad de los virus es un tema de gran relevancia. Los virólogos nos afanamos en estudiar la mejor forma de identificar los virus, por ejemplo para posibilitar un diagnóstico fiable de una enfermedad vírica que afecta a las personas, los animales o las plantas. Para ello estudiamos sus características físico-químicas, genéticas, antigénicas, etc. y en función de todo ello establecemos las similitudes y diferencias que existen entre ellos, lo cual permite agruparlos y clasificarlos taxonómicamente en especies, géneros y familias.
Tarde o temprano, en muchos laboratorios de virología surge el problema de poner el nombre a un virus nuevo, recién descubierto, que es un aspecto que ya he tratado en algún otro post. Este aspecto me parece interesante porque a pesar de las analogías evidentes con la sistemática tradicional creada por Linneo, que emplea la nomenclatura binomial latina (por ejemplo, en ella nosotros somos Homo sapiens), en el caso de los virus no se procede así, sino que se emplea una sistemática muy 'informal', lo cual da lugar a numerosos problemas.
Uno de ellos es el que abordé en el post: de vez en cuando nos damos cuenta de que un mismo virus ha sido considerado como dos especies distintas durante un tiempo. Elegí tres ejemplos, poniendo empeño en que sirvieran también para mostrar el contexto en el que se realizan los descubrimientos de nuevos virus y los factores que pueden influir en que reciban uno u otro nombre. Uno de los tres ejemplos me ha tocado profesionalmente de cerca, ya que en un estudio reciente mis colaboradores y yo zanjamos definitivamente una cuestión de esta naturaleza en el caso del virus Bagaza/virus de la encefalomielitis de los pavos.
3.- ¿Cuál es su experiencia en el ámbito de la comunicación de la ciencia a la sociedad en un tema tan concreto y complejo como la investigación de los virus?
Mª Victoria Guardado recogió, en nombre de M. Ángel Jiménez Clavero, el accésit ex aequo al Premio madri+d de Comunicación
Dentro de mis tareas profesionales, la actividad divulgativa para mi es una actividad secundaria: apenas es valorable en un currículo de mi área de actividad y no recibo retribución alguna por ello, o sea, que lo hago por 'amor al arte' (o a la ciencia en este caso). A pesar de ello, lo hago de buen grado porque creo que la comunicación científica tiene un valor para la sociedad. Ya lo dije en una entrevista anterior: "En una sociedad avanzada, el conocimiento científico debe llegar de forma comprensible a sus ciudadanos. La ciencia forma parte de la cultura, y un país culto es un país libre". Sin embargo, por lo general, estas actividades de divulgación tienen una audiencia "limitada" en comparación con la difusión que llegan a alcanzar las noticias sobre determinadas alertas sanitarias, que frecuentemente toman un cariz 'alarmista' (recordemos el caso de la alerta por virus Ebola en nuestro país el verano pasado). A pesar de que la lucha contra el alarmismo es desigual, quiero pensar que a la larga la labor constante y rigurosa de los divulgadores científicos va calando y creando una sociedad más preparada para recibir y procesar la información sin caer en miedos infundados.
4.- ¿Qué otros canales utiliza a la hora de comunicar y/o divulgar su campo de investigación?
Además del blog, escribo artículos de divulgación en publicaciones profesionales (revistas de sociedades científicas, profesionales, de sectores especializados, etc.) y ocasionalmente me hacen entrevistas para algún medio de comunicación general. Igualmente participo en charlas divulgativas organizadas por asociaciones culturales. También tengo una cuenta de Twitter (@virusemergentes) que acompaña al blog y hace difusión en el mismo sentido que éste, pero en formato de 140 caracteres.
5.- ¿Tiene alguna sugerencia o recomendación para mejorar la comunicacion y cercanía de la ciencia a los ciudadanos?
La comunicación científica debe ser accesible a los ciudadanos y a la vez rigurosa. Ello requiere emplear un lenguaje claro, comprensible por todo el mundo, algo que hacen de maravilla muchos periodistas y solo algunos científicos. Sin embargo, tratándose de temas muy especializados, abordarlos con suficiente profundidad y rigor es algo que están acostumbrados a hacer estupendamente los científicos y cuesta más a los periodistas, a menudo apremiados por la urgencia de la actualidad. Creo que la forma óptima de comunicación científica debe surgir de la simbiosis entre periodistas y científicos. Mi sugerencia, por tanto, sería fomentar la comunicación entre estos dos ámbitos, el científico y el periodístico. Además, creo que hay mucho trabajo que hacer en otros terrenos, por ejemplo, fomentar que los investigadores se involucren en este tipo de tareas mediante incentivos atractivos para ellos. Como decía antes, la divulgación no pasa de ser un adorno en el currículo de un investigador, que se lo piensa dos veces antes de invertir unas horas en escribir un artículo de divulgación, detrayendo ese tiempo de sus preciados proyectos y publicaciones científicas del Science Citation Index, que es lo que hoy día valoran los evaluadores, tanto a la hora de obtener nuevos fondos para investigación como de progresar profesionalmente. Mientras no se incentive profesionalmente a los investigadores por hacer divulgación científica, serán pocos los que se animen a ello.