AUSENTE, FINO Y REALISTA<br>
Una obra canónica sobre Cajal
Reseña realizada por Alfredo Quiroga<br>
La fotografía de Padró que presenta el libro al lector refleja esa mirada dejada y melancólica, asentada en una cabeza fuerte, delicada, sensitiva, brusca y pensativa, que tan evocadoramente describió otro Nobel nuestro, Juan Ramón Jiménez (Santiago Ramón y Cajal "viene") en la caricatura lírica que hizo del genial histólogo aragonés.
A los cien años de la concesión del premio Nobel al "sabio por antonomasia", como lo definió Cansinos-Asséns, han vuelto a arreciar las publicaciones y ediciones sobre la vida y la obra de Cajal, muy frecuentemente con mero carácter oportunista y realizadas con la rapidez y la falta de rigor que muestran las obras que figuran en las listas de ventas.
Más allá de estereotipos y alejado de la literatura panegírica, sin embargo, trasciende este estudio cajaliano que nos ha vuelto a ofrecer nuestro maestro, y también sabio, José María López Piñero, indiscutiblemente la voz más autorizada para acercarse una vez más a la figura de Cajal. Una revisión notablemente ampliada de sus anteriores aproximaciones de 1985, 1988, 1995 y, sobre todo, de la aparecida en 2000.
Es ésta, además, una muy cuidada edición, como merece la obra, ya en gran medida canónica y referente obligado para cualquier estudioso cajaliano. Supera esta nueva síntesis a las anteriores ediciones básicamente en dos aspectos que enriquecen y completan el perfil de Cajal. Por una parte, López Piñero aborda su biografía y su obra desde una perspectiva integradora de las mismas en la trayectoria de la histología en España, dentro de la cual, Valencia, además, ocupa una posición muy destacada, como el propio autor apunta en su introducción. Y, por otro lado, se prolonga el texto con un capítulo dedicado a la denominada "Escuela Histológica Española", verdadero testamento vital de don Santiago que cristalizó en torno a su figura y que, tras la guerra civil, palidecería y se vería tristemente minimizada por las nuevas autoridades académicas.
Precisamente estos dos capítulos, así como la visión integradora de la trayectoria cajaliana en las circunstancias políticas, socioeconómicas y culturales que la condicionaron, acaban de contextualizar de modo perfecto la obra y definitivamente la alejan de cualquier mitificación falseada a la que tanto estamos acostumbrados.
Disponemos, pues, del estudio más riguroso sobre el descubridor de la "célula del pensamiento", cuya insondable obra, difundida e integrada en la comunidad científica internacional, ha sobrevivido a lo que, el propio Cajal temía, "los aldabonazos del tiempo", evitando su "pérdida en el océano de la ciencia universal".
Solamente al final de su vida, el tenaz aragonés universal, como Don Quijote (recobrada la cordura en su caso), comprendió la lógica de la locura, la locura de la razón, la incertidumbre de todas las cosas y la certeza de que toda realidad duradera se funde en la imaginación.
Esta obra, en última instancia, viene a completar la ingente bibliografía cajaliana, también minuciosamente recopilada por este otro gigante intelectual como es López Piñero. Sin embargo, como él mismo afirma, faltan aún estudios rigurosos y ediciones críticas de sus obras científicas y de su epistolario, que permanece aún, incomprensiblemente, inédito. Esto convierte de modo lamentable a Cajal, a pesar de conmemoraciones movidas por intereses ideológicos y económicos, en uno de los pocos científicos de primer rango sin este tipo de estudios publicados. Solamente la tenaz labor de López Piñero, firmando de nuevo esta obra, permite alumbrar alguna esperanza para que esta imperdonable laguna historiográfica se supere de modo definitivo.