Localizado en medio de un enorme desierto, este agujero de nueve metros de diámetro y 30 de longitud es conocido como “La puerta del infierno”. En su interior, desde hace 50 años, arden día y noche enormes cantidades de gas metano.
Hay cierto misterio alrededor de cómo surgió este cráter ardiente. La explicación más común es que se originó mientras un grupo de geólogos preparaba una prospección para saber si había petróleo. Tras un accidente, el equipo de prospección se hundió y empezó a liberarse una gran cantidad de gas. Para evitar escapes que afectasen a las poblaciones cercanas, los geólogos decidieron prender fuego al cráter, esperando que las llamas se extinguiesen en unas semanas.
Cincuenta años después, el cráter se ha convertido en un reclamo turístico para el país. Fue también el lugar que el presidente de Turkmenistán escogió en 2019 para mostrar al país que los rumores sobre su muerte no eran ciertos. Lo hizo de una manera llamativa: conduciendo un coche de rallies y haciendo derrapes alrededor del cráter.