En colaboración con los agricultores y otros agentes del sector agrario de diferentes países europeos, este proyecto en el que participan 16 universidades e institutos de investigación, entre ellos la <a href="https://www.upm.es/" title="Universidad Politécnica de Madrid" alt="Universidad Politécnica de Madrid" target="_blank">Universidad Politécnica de Madrid</a> (UPM), analiza las políticas agrícolas de la Unión y los retos a los que se enfrenta para lograr la sostenibilidad, resiliencia y un mayor atractivo del sector en el viejo continente.
Entre 2005 y 2010, una de cada cuatro explotaciones agrarias europeas ha echado el cierre, por no poder hacer frente a múltiples riesgos medioambientales, sociales, institucionales y económicos. Por ello, resulta especialmente importante definir una Política Agraria Común (PAC) que aborde la resiliencia del sector agrario.
Abordar la definición de una nueva PAC que sitúe la resiliencia de las explotaciones como un objetivo clave debe pasar primero por la definición de un nuevo marco conceptual, un aspecto en el que se centra actualmente el proyecto europeo SURE-Farm, en el que participa la Universidad Politécnica de Madrid, a través del Centro de Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales (CEIGRAM). El proyecto forma parte del programa H2020 de la Comisión Europea e involucra a 16 universidades e institutos de investigación de 11 países y a los agricultores de toda la eurozona para ayudar a resolver los problemas que amenazan al sector agrícola, haciéndolo más atractivo para la población. Como se mencionaba anteriormente, entre sus objetivos se encuentra el desarrollo de un nuevo marco conceptual de resiliencia que facilite la toma de decisiones y la definición de políticas para el futuro del sector agrario europeo.
ADAPTARSE A LOS NUEVOS ESCENARIOS AGRÍCOLAS
Frecuentemente las acciones orientadas a fomentar la resiliencia se han centrado en fomentar la fortaleza de las explotaciones agrarias con políticas e instrumentos de mercado y apoyo a las rentas. Sin embargo, esta perspectiva debe ampliarse. Y es que, aunque la robustez contribuye a la resiliencia del sector también, es necesario definir acciones que fortalezcan la capacidad de adaptación y de transformación de las explotaciones agrarias.
Los agricultores europeos han de hacer frente a un creciente número de amenazas y retos, como son el aumento de la frecuencia de eventos climáticos extremos, la volatilidad de los precios y mercados y los cambios en los patrones de consumo de alimentos.
El proyecto parte de la premisa de que la resiliencia de las explotaciones agrarias debe ir más allá de la fortaleza de las explotaciones y la estabilidad de sus ingresos, lo que implica tomar en consideración tres conceptos: la fortaleza, la capacidad de adaptación y la capacidad de transformación del sector agrario. Algunos sistemas encontrarán soluciones a través de la definición de estrategias para mejorar su fortaleza, mientras que otros podrían mantener mejor sus funciones esenciales si se adaptan o se transforman.
A su vez, en este nuevo marco, el análisis de la resiliencia no se analiza a nivel de explotación agraria sino que se amplía la perspectiva poniendo el foco en el estudio de la sostenibilidad de los funciones básicas del sector como son la provisión de bienes públicos- mantenimiento de recursos naturales, protección de la biodiversidad -y bienes de consumo- provisión de alimentos de calidad y accesibles. Este enfoque, reorientado a la sostenibilidad de las funciones del sistema agrario, sólo puede alcanzarse si se consideran simultáneamente la producción agraria, las explotaciones agrias, las estrategias gestión de riesgos y las políticas que las respalden.
DIFERENTES SECTORES, DIFERENTES SOLUCIONES
Una tercera aportación del marco conceptual es la consideración de la diversidad y su flexibilidad. Los desafíos a los que se enfrenta el sector agrario difieren según la especialización del sector y entre las distintas regiones de la Unión Europea. Así, algunas regiones son más vulnerables a los riesgos climáticos o de enfermedades, mientras que otras se enfrentan a riesgos institucionales ante cambios en las preferencias de los consumidores o en la percepción de la sociedad sobre la agricultura.
Esta realidad exige el esfuerzo adicional de evaluar la resiliencia según sea el grado de especialización de las explotaciones agrarias y la región Europea en que se encuentren. SURE-Farm identificará en cada región los desafíos y las funciones que desempeña su agricultura, estudiará la resiliencia de los agricultores y las políticas, y evaluará las vías específicas del contexto para mejorar la resiliencia de los sistemas agrícolas.
Alberto Garrido, Investigador Principal de SURE-Farm en la UPM destaca que "los agricultores y grupos de interés se sitúan en el centro del proceso de la definición de las estrategias de fortalecimiento de la fortaleza, capacidad de adaptación y transformación gracias al proceso de co-creación definido a lo largo de todo el proyecto. Una de las principales fortalezas de SURE-Farm es la amplia variedad de casos de estudio en Europa, que asegura una diversa y holgada participación en los proceso de co-creación, compartiendo las mejores prácticas y experiencias en gestión de riesgos y permitiendo análisis comparativos a nivel Europeo".
Más información sobre el proyecto SURE-Farm