Un repaso a algunas de las motivaciones que empujan al ser humano a buscar respuestas
Hay muchas razones para hacerse científico, casi tantas como personas. En este artículo para El País, Pablo G. Pérez González enumera algunas de ellas. Desde buscar respuestas a preguntas difíciles hasta a emular a grandes héroes de nuestro imaginario colectivo, como Marie Curie y Stephen Hawking. Hay también razones loables y altruistas, como la búsqueda de curas para enfermedades, y otras que no lo son tanto, como el anhelo de fama o reconocimiento.
Esta reflexión sobre las motivaciones individuales de las personas que se dedican a la ciencia también sirve para pensar para qué sirve la propia ciencia. También aquí puede haber diversidad de opiniones, pero es bonita la reflexión del autor, que cree que la ciencia sirve para recordar para recordar “de dónde venimos, en dónde podríamos o querríamos acabar y que nos acerque a la felicidad y a la esperanza a todos a través ya no del conocimiento en sí, sino de la sed por el saber”.