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Autor
Antonio Figueras (Instituto Investigaciones Marinas CSIC)

Océanos, clima, contaminación e investigación marina en España

El derretimiento del casquete de hielo en el Océano Polar Ártico está alcanzando unas proporciones sin precedentes. De acuerdo con imágenes de satélite tomadas por la NASA, la masa de hielo permanente que rodea al Polo Norte ha retrocedido en el 2007 hasta abarcar un área un 38 por ciento menor que la media de los últimos treinta años, y un 25 por ciento menor que el mínimo registrado en 2005. La década de los noventa fue la más cálida del milenio. Por ejemplo, 1.998 fue el año de temperatura más elevada desde 1.860. Además 1.997 fue el de mayor concentración de dióxido de carbono en la atmósfera (360 partes por millón) en 160.000 años. La pérdida masiva por fusión del hielo ártico los últimos veranos puede convertir en irreversible el calentamiento del planeta, lo que causaría una subida dramática del nivel de los mares.
Algunos apuntan que el deshielo del Ártico, puede afectar a la Corriente del Golfo, alterando el clima de Europa Occidental y la Región Este de Norte América, lo que podría producir veranos muy cálidos que tenderían a extenderse hasta el otoño e intensos inviernos que se prolongarían hasta la primavera, lo que podría crear condiciones climáticas árticas en regiones del norte de Europa y de Norte América.

En los últimos años las noticias alertando de que el hielo de Groenlandia se derrite y debilita la corriente del Golfo, que proporciona un clima benigno a Europa se suceden con frecuencia. ¿Qué le espera a Europa? El último bajón de la corriente, coincidió con la "pequeña edad de hielo", el moderado enfriamiento (de 1 grado de promedio) que experimentó el continente entre los siglos XVI y XIX.

La tasa de la subida global del nivel del mar se ha acelerado durante el siglo XX. Esta aceleración predicha por los modelos del clima, ha sido difícil de determinar ya que las variaciones naturales en el nivel del mar han enmascarado tendencias a largo plazo.


La aceleración se ha detectado desde 1870 y los datos encajan con las predicciones de los modelos: si la aceleración continúa según lo esperado, para 2100 los mares serán alrededor de 31 centímetros más altos, de promedio, que en 1990. Desde el final de la última edad de hielo, hace 18,000 años, el nivel del mar ha subido más de 120 metros.

Como consecuencia inmediata, las naciones isleñas de baja altura en el Pacífico se inundarán o verán sus acuíferos de agua potable invadidos por agua salada. En Marzo del 2002, el primer ministro de Tuvalu le pidió a Australia y a Nueva Zelanda que proveyeran hogares para su gente si su país desaparecía bajo las aguas, pero la petición de esta nación ha sido ignorada. Otras naciones isleñas amenazadas incluyen las Islas Cook y las Islas Marshall. Recientemente, tras 60 años de estudios y mediciones científicas, se han presentado datos sobre el calentamiento y la subida del nivel del agua en el Mediterráneo. Según estos datos "la subida de la temperatura superficial del mar entre 1948 y 2005 varía entre 0,1ºC y 0,5ºC a lo largo de los 3.200 kilómetros de litoral con que cuenta España en el Mediterráneo".

Desde el final de la última edad de hielo, hace 18,000 años, el nivel del mar ha subido más de 120 metros

Si la tendencia registrada continuase, el nivel del mar Mediterráneo "podría aumentar hasta medio metro en los próximos 50 años".

Además de las naciones isleñas, los países con costas bajas se verán amenazados por la subida del nivel del mar. Una subida de 1 metro inundaría la mitad de los campos de arroz de Bangladesh. Millones de bangladeshis se verían obligados a emigrar. Otras tierras bajas productoras de arroz incluyen áreas en Viet Nam, China, India y Tailandia. La subida del nivel del mar crearía millones de refugiados en las Filipinas, Indonesia y Egipto.

Los océanos absorben gran parte del gas carbónico emitido por el hombre. Aunque esto es positivo para la atmósfera, debido a la capacidad de absorción de gases con efecto de invernadero, daña los ecosistemas marinos, cuya acidez ha aumentado considerablemente en los últimos años. La acidez de los océanos aumenta 10 veces más rápido de lo que predicen los modelos climáticos. Por ello, el equilibrio químico de la capa superficial oceánica peligra a causa de la absorción de un tercio del gas carbónico producido por las actividades humanas en los dos últimos siglos (unas 118 gigatoneladas, o sea 118.000 millones de toneladas, entre 1800 y 1994). Al calentamiento climático se añade ahora un deterioro de los ecosistemas marinos cuyas consecuencias podrían ser dramáticas.


Según Naciones Unidas, la contaminación del océano provoca la muerte de más de un millón de pájaros marinos cada años y de 100.000 mamíferos acuáticos. Jeriguillas, cigarrillos y cepillos de dientes han sido encontrados en los estómagos de muchos animales muertos. ¿Dónde creemos que van a parar las bolsitas que con tanta alegría nos dan cada vez que compramos algo? Desde luego abono para las plantas no son.

También hay contaminación que no se ve. El aumento de los niveles de ruido en los océanos de todo el mundo está causando graves problemas a ballenas, delfines y otros mamíferos marinos, ya que bloquea la comunicación entre los animales y dificulta su alimentación. Nos conmueve, y para eso lo justo, los varamientos masivos de mamíferos marinos, que cada vez son más comunes en casi todas las latitudes y en todas las épocas del año: Irán, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Australia, Filipinas, Georgia, Malvinas, Venezuela, Golfo de Vizcaya, Andalucía, Canarias y Galicia.

Al calentamiento climático se añade ahora un deterioro de los ecosistemas marinos cuyas consecuencias podrían ser dramáticas

En nuestras costas las cosas no andan mucho mejor. La Xunta de Galicia registró, del año 2003 al 2006, 156 casos de contaminación que afectaron a zonas terrestres. En el corredor marítimo de Fisterra, que concentra el tráfico pesado y más peligroso, se produjeron 58 vertidos entre el 2003 y el 2006. El número total de buques infractores detectados y denunciados es porcentualmente muy bajo. Once en los últimos cuatro años.

El Prestige, ¿se acuerdan?, pierde. Pero pierde poco. Una noticia tranquilizadora, de momento. Los restos del petrolero vierten fuel por cinco grietas. Una de ellas pudo ser taponada, pero las otras cuatro fugas siguen activas, dejando escapar al día unos 13 litros de hidrocarburo.

En la Fosa Atlántica, a 630 kilómetros de la costa gallega, se encuentran tiernamente depositadas más de 140.000 toneladas de residuos radiactivos. Sin control. Según algunos expertos, la radioactividad acumulada en esa zona se acerca al millón de curios y, como comparación, explican que en el área cercana a Chernóbil se liberaron durante el accidente de 1986 cerca de 130.000 curios.

El 44% de la población española vive en municipios costeros o aledaños, este espacio ocupa apenas un 7% del territorio que además sufre cada año la afluencia estacional de millones de turistas. Hay comunidades, en especial las del Mediterráneo, donde más del 75% de los terrenos colindantes al mar son urbanos o urbanizables y casi el 25% del litoral es costa artificial.

Las depuradoras de las aguas fecales e industriales de las mayores ciudades del litoral español se construyeron a finales del siglo XX.

¿Cómo es posible que hayamos tardado tanto? Una vez construidas, ¿Tenemos pruebas de su eficacia? ¿Se han eliminado totalmente los vertidos incontrolados del litoral? ¿Descargan todos los emisarios a los colectores que van a la depuradora?

Todo esto amenaza a un recurso que es más de las dos terceras partes del planeta y en el que podría estar la solución a muchos problemas de la especie humana.


Recientemente se ha anunciado que la trabectedina (un compuesto más conocido como Yondelis), derivado de un compuesto marino que se obtiene de la ascidia, Ecteinascidia turbinata, tiene eficacia en el tratamiento del liposarcoma mixoide (un raro tumor que aparece en los tejidos grasos). A ver si el mar, además de servir de basurero y de despensa (mientras dure la Pesca y la Acuicultura), nos guarda sorpresas en la lucha contra el cáncer.

Es obvio que por su ubicación geográfica y desarrollo industrial, España necesita un organismo que asesore a la Administración del Estado en asuntos marinos.

La investigación española en ciencias marinas la capitalizan en la actualidad dos Organismos Públicos de Investigación (OPI), el Instituto Español de Oceanografía (IEO) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Entre ambos organismos suman cerca de 1.000 personas dedicadas al estudio del mar. La disciplina cuenta además con tres facultades de Ciencias del Mar, en las Universidades de Cádiz, Vigo y Las Palmas, y con varios centros de investigación autonómicos que añaden personal e infraestructura. Todo ello es una consecuencia lógica de la convicción, de la Administración del Estado y de la sociedad española, de que el mar es importante para nuestro país.

El IEO, creado en 1914, es el representante oficial del Estado ante los organismos competentes en el mundo marino. Asesora a la Administración en temas cruciales del mundo marino, como la pesca, la contaminación o los asuntos oceanográficos. Y además realiza interesantes tareas en el área de la acuicultura. En la actualidad cuenta con 10 centros de investigación, dotados con buenas infraestructuras y equipamientos, varios buques oceanográficos y 450 trabajadores.

Por su ubicación geográfica y desarrollo industrial, España necesita un organismo que asesore a la Administración del Estado en asuntos marinos

El CSIC, por su parte, investiga en el ámbito marino desde 1950. Diez de sus 120 institutos de investigación, y 465 de sus 10.400 trabajadores, están dedicados a las ciencias marinas. Dispone de instalaciones experimentales de calidad para realizar investigación en acuicultura, gestiona las bases antárticas, coordina la actividad científica del Hespérides y ha finalizado la construcción del buque oceanográfico Sarmiento de Gamboa. Este nuevo buque se suma al García del Cid, Cornide de Saavedra, Hesperides, Vizconde de Eza, Emma Bardán, Miguel Oliver y algún otra más en construcción o que se me puede escapar. Solo cito los que son utilizados por personal civil ya que la Armada española también posee buques que se utilizan con fines oceanográficos. Además por fin existe en España una Comisión (COCSABO) que coordina y optimiza el uso de la flota oceanográfica española que lleva camino de convertirse en una de las más importantes del mundo.

Tanto el IEO como el CSIC dependen del Ministerio de Ciencia e Innovación, al que migraron juntos desde el Ministerio de Educación y Ciencia y antes desde el Ministerio de Ciencia y Tecnología. Estos dos OPI son casi gemelos en cuanto a objetivos, infraestructuras, cualificación de su personal... Sin embargo, la coordinación entre ambas instituciones podría mejorar.

En mi opinión hay dos soluciones a la organización de la investigación marina desarrollada por OPIs en España:

Potenciar el IEO como organismo asesor. Concentrar la investigación marina básica en el CSIC.

Fusionar el IEO y la parte marina del CSIC, creando un organismo que cubra todo: asesoramiento, investigación aplicada y básica y transferencia de tecnología.

La opción menos deseable, en mi opinión, sería la de dejarlo todo como está.

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