La ingeniera alicantina investiga incansablemente para poner esta disciplina al servicio de la humanidad
La inteligencia artificial (IA) no es ciencia ficción y tiene un potencial único para contribuir al progreso de las personas, los seres vivos y el planeta en su conjunto. Esta afirmación, lejos de ser grandilocuente, es la realidad a la que la doctora en Inteligencia Artificial por MIT, Nuria Oliver, ha consagrado su trabajo de investigación en los últimos 25 años.
Oliver ha compartido conocimiento y experiencias con los asistentes a su conferencia “Hacia una Inteligencia artificial por y para la sociedad” que ha servido para cerrar el XXIX Seminario Permanente de Ética Económica y Empresarial de la Fundación Étnor que ha tenido lugar esta tarde a través de la plataforma Zoom y las redes sociales de la fundación. La sesión ha contado con la presencia e intervención del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, la rectora de la Universidad de València, Mavi Mestre y el presidente de la Fundación Bancaja, colaboradora de este ciclo de seminarios, Rafael Alcón.
Si algo ha quedado patente en su intervención es que la IA forma parte de nuestra vida cotidiana y nos afectará, cada vez más y de forma impredecible, en los próximos años. Sanidad, educación, cambio climático, ocio, consumo o servicios bancarios, miremos donde miremos, la IA está presente hoy en todo y, por eso, “es prácticamente imposible que la sociedad afronte los retos que tiene por delante sin apoyarse en técnicas de inteligencia artificial: conseguir una medicina preventiva y predictiva, una educación personalizada y universal, afrontar el envejecimiento de la población, crear modelos más precisos del clima… La IA no es en sí misma la solución a estos retos, pero será, sin duda, parte de la solución a muchos de ellos”, afirma convencida esta experta.
Lejos de parecer un asunto desligado del campo de la ética, los matices en este terreno son innumerables y, conforme se suceden los avances, aparecen otros nuevos. Nuria Oliver manifiesta que, afortunadamente, la cuestión ética de la IA juega, un papel relevante. “Europa se está posicionando como la región del mundo con un mayor acercamiento ético a la Inteligencia Artificial” afirma rotunda la investigadora que habla de los llamados principios FATEN un conjunto de axiomas éticos y de trabajo que deben abordarse para garantizar que la toma de decisiones basada en datos tenga un impacto positivo en la sociedad.
Esta experta, que actualmente está centrada en la lucha contra la pandemia como comisionada de la Generalitat Valenciana para Inteligencia Artificial y las Ciencias de Datos en la lucha contra el COVID-19, señala rápidamente los objetivos de los avances tecnológicos y científicos “deberían ser el progreso, entendiéndolo como una mejora de la calidad de vida de las personas, del resto de seres vivos del planeta y del planeta en sí mismo. Pero debemos ser conscientes de que no todo desarrollo tecnológico es progreso “por eso a lo que deberíamos aspirar siempre es a lograrlo” y en eso focaliza todas sus investigaciones.
Son muchos los países que trabajan incansables en la carrera por el dominio de la IA y, como todo aquello sobre lo que planean multitud de preguntas, es vista por parte de la sociedad como esperanza y por otros con reservas por albergar cierto temor a que sustituya a la inteligencia humana. Oliver aleja toda sombra de duda sobre esta cuestión y explica que no es necesario “replicar la inteligencia humana para que la inteligencia artificial ya esté aquí y esté teniendo un impacto positivo en la sociedad. Los actuales son sistemas de Inteligencia Artificial específica, es decir, son muy buenos realizando sólo una tarea, probablemente incluso mejor que un humano. Todavía queda mucho para tener sistemas computacionales con un nivel de inteligencia similar al humano”.
Stop a la fuga de talento
Los europeos, alerta Oliver, nos enfrentamos a una situación a la que es necesario darle la vuelta: la IA está mayoritariamente en manos de empresas privadas, algo en las universidades y prácticamente nada en el sector público. A ello además hay que sumar la fuga de talento investigador hacia EE.UU. y Asia “se sienten atraídos por elevados salarios, abundancia de datos, capacidad de computación y la oportunidad de tener un impacto en el mundo real”, explica.
Motivados por este hecho, la comunidad investigadora en Machine Learning de Europa -de la que Oliver forma parte- se movilizó para crear en 2018 ELLIS (The European Laboratory for Learning and Intelligent Systems), “justamente en un bonito ejemplo de participación de la sociedad civil, acabamos de crear una unidad ELLIS en Alicante. Será un centro dedicado a la investigación de excelencia en Inteligencia Artificial centrada en las personas y estará conectada con las otras 26 unidades ELLIS en el resto de Europa e Israel” recuerda.
Una de las cuestiones que más preocupa en el entorno de la IA es el hecho de los sesgos algorítmicos “son una realidad y pueden ser el resultado de entrenar los sistemas para la toma de decisiones utilizando datos sesgados o fruto de un determinado algoritmo que dé lugar a decisiones discriminatorias” alerta Oliver que co-dirije personalmente un área muy activa de investigación dentro de ELLIS llamada “Machine Learning centrado en las personas” enfocado al diseño de algoritmos que no discriminen.
El papel que las humanidades van a jugar en los diseños de IA es vital, “la realidad es multidimensional por lo que para solucionar los retos que se nos planteen será necesario diseñar un acercamiento multidisciplinar a los mismos” puntualiza. Oliver dibuja las dimensiones de cualquier avance en materia de IA: tecnológica, legal y regulatoria, ética, social y la económico-laboral “todo buen proyecto debe tener en cuenta estas cinco áreas”.
La ponente ha sido presentada por Enrique Belenguer, Presidente de la Fundación Étnor, mientras que la clausura de la sesión ha sido a cargo de Adela Cortina, su directora académica. Con esta sesión, Étnor se despide hasta el inicio del siguiente seminario que tendrá lugar a comienzos del próximo otoño.