Un nuevo método de reciclaje convierte tejidos en materiales biodegradables y facilita que la industria de la moda sea más respetuosa con el medio ambiente.
Esta industria es una de las más contaminantes del mundo. De hecho, en 2015 se calculó que emite 1.715 millones de toneladas de CO2 y produce 92 millones de toneladas de residuos sólidos cada año. De media, la producción de ropa consume anualmente 79.000 millones de metros cúbicos de agua, suficiente como para llenar 32 millones de piscinas olímpicas.
Para mejorar la sostenibilidad en la industria de la moda, una empresa tecnológica dedicada a este sector y una marca de ropa vanguardista se unieron para transformar una colección de piezas de fondo de armario en materiales completamente biodegradables. Apoyados por el proyecto financiado con fondos europeos WEAR, los procesos innovadores del equipo podrían reducir enormemente la huella ambiental de la moda.
"Diseñamos una colección cápsula de prendas esenciales con piezas que casi todo el mundo posee y lleva a diario, como cazadoras, vaqueros o camisas. También era muy importante no entorpecer las decisiones en cuanto al diseño pero, al mismo tiempo, crear un producto sostenible, biodegradable y reciclable", explica Sabinna Rachimova, fundadora de la marca de ropa SABINNA, en un vídeo de WEAR.
Los novedosos procesos se basan en el concepto de circularidad. Los materiales utilizados en la colección, algodón y rayón en este caso, aprovechan al máximo la producción circular y los procesos de reciclaje. Esto significa que la ropa creada no acabará en la basura cuando ya no se use. De hecho, al final de su vida útil, los materiales empleados para hacer la prenda pueden disolverse y convertirse en materiales nuevos. Con el producto resultante se podrán fabricar envoltorios para las prendas, etiquetas, mobiliario de las tienda, etc.
EL PROCESO DE RECICLAJE
La técnica innovadora de los socios del proyecto se basa en procesos químicos orgánicos sencillos. Mediante procesos químicos no tóxicos, las prendas se disuelven en fibras de celulosa y se recomponen para formar nuevos materiales completamente basados en la celulosa. Después, los nuevos materiales creados, completamente reciclables y biodegradables, se comprimen en capas flexibles similares a los pañuelos de papel, al papel, al cartón, el plástico o incluso la madera. Así, se reduce aún más el impacto medioambiental de los procesos, ya que no requiere grandes cantidades de sustancias químicas o, en algunos casos, ninguna en absoluto.
Al optar por el reciclaje químico en lugar del mecánico se emplea menos agua. La importancia de esta medida de ahorro se hace patente si tenemos en cuenta que se precisan 10.850 litros de agua para confeccionar unos vaqueros y 2.720 para una camiseta. Los procesos químicos también generan menos residuos y emiten menos carbono, factores que contribuyen a una huella energética menor.
La colección cápsula demuestra que se puede optar por prácticas sostenibles sin perjuicio para la estética. Gracias al método nuevo ideado por el equipo del proyecto, los diseñadores de ropa de 100 % algodón o viscosa se aseguran de que sus prendas pueden reciclarse. El algodón y la viscosa pueden incluso extraerse de vertederos y procesarse para generar materiales limpios y biodegradables.
El equipo del proyecto estudia ahora asociaciones con otras marcas de ropa para mejorar las prácticas de sostenibilidad de toda la industria.
Ya en su segundo y último año, WEAR (Wearable technologists Engage with Artists for Responsible innovation) trabaja para que empresas de tecnología e ingeniería entablen relaciones más estrechas con diseñadores y artistas de toda Europa. Su idea es orientar el desarrollo de la electrónica vestible y los tejidos electrónicos hacia un horizonte más sostenible y ético.