En este artículo publicado en New Yorker, la escritora Rivka Galchen nos habla de cómo la ciencia en los últimos años ha ampliado su comprensión sobre el canto de los pájaros y su posible funcionamiento como forma de comunicación.
A través del trabajo de investigadores como Sonia Kleindorfer y Toshitaka Suzuki, descubrimos que algunos gansos y los gorriones poseen un repertorio vocal más complejo de lo que se pensaba. Los gansos han demostrado tener al menos diez tipos diferentes de llamadas que permiten interacciones sociales y el reconocimiento entre individuos.
El artículo nos cuenta cómo los polluelos aprenden a identificar las llamadas de sus madres incluso antes de nacer, sugiriendo que las aves pueden tener su propia "lengua materna". La autora también propone un cambio en la percepción de la comunicación animal, argumentando que muchas aves poseen capacidades cognitivas avanzadas que podrían asemejarse a aspectos del lenguaje humano. Por lo tanto, la posibilidad de que las aves "hablen" sigue siendo un campo emocionante y en evolución en la ornitología moderna.