El coste desorbitado de algunos tratamientos puede ser una condena a muerte para los pacientes
Hace unas semanas leíamos en El País la historia de Fran Barreto, un paciente de cáncer que consiguió que la sanidad pública le financiase un tratamiento de 300.000 euros que en su caso podía suponer la diferencia entre vivir o morir. Su caso sirvió para reabrir el debate sobre cómo debe ser el acceso a medicamentos caros.
En el artículo, el oncólogo de Barreto afirma que el coste de un fármaco o de un tratamiento hay que verlo con perspectiva a largo plazo, ya que muchos de esos pacientes podrán seguir viviendo y trabajando.
Actualmente el tratamiento más caro financiado por la sanidad pública española es el Zolgensma, un tipo de terapia génica que sirve para tratar la atrofia muscular espinal y que cuesta más de un millón de euros.