Eduardo Sáenz de Cabezón (La Rioja, 1972) es matemático, profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos en la Universidad de La Rioja. Desarrolla su investigación en el área del álgebra computacional y una intensa labor divulgativa de las matemáticas mediante conferencias, espectáculos, charlas y talleres para personas de todas las edades y por todo el mundo. Es miembro fundador del grupo de monologuistas científicos Big Van Ciencia y en 2013 resultó ganador del primer concurso de monólogos científicos Famelab España. Autor del libro ‘Inteligencia matemática’ y coautor de ‘Gardner para aficionados. Juegos de matemática recreativa’, su canal de Youtube ‘Derivando’, en el que explica las curiosidades que rodean a las matemáticas, es uno de los más seguidos con más de 800.000 suscriptores. Ha sido colaborador en diversos medios de comunicación y ha presentado la última temporada del programa ‘Órbita Laika’
El próximo viernes conducirá la gala ‘Ciencia Condensada’ en el Espacio Fundación Telefónica en una noche que aunará ciencia, diversión… y algunas sorpresas! Que no te lo cuenten!
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¿Cuándo descubriste su vocación científica? ¿En qué momento cobra relevancia para ti la divulgación de la ciencia?
La verdad es que no lo podría decir con claridad. Supongo que en la adolescencia, mi paso por el instituto Sagasta de Logroño fue muy enriquecedor, me gustaba estudiar y me gustaban muchas materias, en particular las matemáticas, la física y la literatura. Pero seguramente por el ejemplo de mis profesores de Matemáticas, Emilio Fernández y Manolo Benito, me incliné más por las matemáticas y la computación. Si eso es vocación científica o no, no lo sé, tuve claro que me gustaban las matemáticas y que me planteaba dedicarme a ellas ya durante la carrera, y quizá el punto de inicio fue el aprender los teoremas de isomorfía de Noether, en los que vi el poder del pensamiento abstracto.
La divulgación científica vino mucho más tarde, ya ejerciendo de matemático. Yo tenía ya mucha experiencia como cuentacuentos, como narrador oral en muchos escenarios, y uní eso a la vocación por explicar ciencia en charlas que se hacían en mi facultad. Ambas cosas confluyeron en FameLab, ese certamen de monólogos científicos al que me presenté y que cambió mi vida, podría decirse.
Buceando en tu biografía nos encontramos con que eres teólogo. ¿Qué significa ser teólogo en el siglo XXI? ¿Es compatible ser científico e investigador con ser teólogo o debes decidir cuándo te enfrenta a un problema como científico y cuándo como teólogo? ¿No es una dicotomía un poco esquizofrénica?
Estudié teología, que no es lo mismo que ser teólogo (como estudiar matemáticas no lo hace a uno matemático, yo la verdad no empecé a considerarme matemático hasta que empecé a publicar artículos con mi investigación). Nunca he ejercido de teólogo, aunque tengo un gran respeto por su trabajo, ya que entiendo que la sistematización de los acercamientos a la realidad que van haciendo las religiones es importante para comprenderlas mejor.
Yo no me enfrento a problemas como teólogo y si lo hiciera no serían los problemas matemáticos. Una cosa es el acercamiento científico a la realidad y otro es el que se da en el ámbito de las creencias, son dos formas diferentes de acercarse al mundo. Y se dan en ámbitos y en planos diferentes, no las veo compatibles en cuanto formas de tratar un mismo problema. No, no siento esa dicotomía porque a los problemas científicos me enfrento como científico.
Viendo tus charlas uno se siente arrastrado sin remedio por un torrente de información matemática que, pronunciado por ti, de repente cobra sentido. ¿Preparas tus clases como tus diferentes actividades divulgativas? ¿Dirías que eres el típico “profe enrollado” con tus alumnos o más bien al contrario en las aulas te transformas en un “hueso duro de roer” para hacerte respetar?
Dar clase no es lo mismo que dar una charla, las preparo de forma diferente porque los objetivos y el “público” que uno tiene delante es diferente. Pero es cierto que del ejercicio de la divulgación he aprendido mucho para mis clases y muchas veces pongo en práctica “técnicas” similares a las de una charla. Creo que es importante ser colaborador e impulsor del aprendizaje por parte de los estudiantes, y eso implica conocerlos bien y conocer bien el contenido de las clases para acercarlos a ambos, y en eso se parece a la divulgación. Pero los ritmos son otros, los objetivos también y sobre todo uno tiene que evaluar los conocimientos de los estudiantes, con lo que la relación cambia. Yo creo que soy bastante cercano con mis estudiantes, y trato de escuchar las dificultades que tienen para poder solucionarlas. No creo ser nada “duro de roer”...
Fuiste cabeza de cartel del evento TED Rio de la Plata, en el que reuniste a más de 10.000 personas para oír hablar de matemáticas. ¿Qué se siente congregando al mismo número de espectadores que Bob Dylan? ¿Qué te aporta el contacto con el público? Supongo que tendrás alguna anécdota que se puedas compartir con los lectores del Notiweb madri+d…
Yo no diría tanto como cabeza de cartel, pero desde luego hablar de matemáticas para 10 000 personas es una experiencia increíble, sobre todo cuando la respuesta del público es tan intensa como lo fue en Buenos Aires. El contacto con el público en todos los lugares donde yo, haya 10.000 ó 30 personas participando es una riqueza que no merezco. Aprendo mucho de tratar de contar las cosas mejor, aprendo de las reacciones, aprendo de las preguntas y sobre todo recibo un cariño inmenso allá donde voy, que me hace pensar que de alguna forma es posible “tocar” una dimensión muy íntima y muy afectiva de las personas por medio de las charlas y los espectáculos de matemáticas. Hay mil anécdotas que contar, mil encuentros que le van a uno construyendo y cambiando, porque (aunque me cueste admitirlo) veo que este trabajo sí tiene un efecto en la vida de mucha gente. Soy muy reacio a pensar en mí como inspirador o como “influencer” o esas categorías de las redes sociales. Pero no soy ajeno al hecho de que se produce, de forma casi siempre inesperada, un contacto a nivel personal que va más allá de los conocimientos transmitidos. Y eso es una responsabilidad muy grande.
Quizá una anécdota reciente es que di hace poco la misma charla para los estudiantes del aula Ortega y Gasset de la UIMP, los cien mejores expedientes de selectividad de España y apenas unos días después para los chicos de un barrio marginal de Buenos Aires. Me quedó grabada la similitud de las reacciones, el entusiasmo prácticamente paralelo. En estas cosas se da uno cuenta del papel igualador que tiene el conocimiento y la educación, y que nuestro deber como científicos y como divulgadores incluye también el trabajo por la cohesión social y la igualdad de oportunidades.
Y por si te quedaba algo por hacer, ahora además sumas a tu haber la conducción del principal programa de divulgación científica del panorama televisivo español: Órbita Laika. Cuéntanos que ha supuesto para ti este reto, cómo te llegó d la propuesta, si te costó mucho decidirse y si no fueras tú, a quién te gustaría ver al frente del programa la próxima temporada.
La propuesta me llegó en un avión y fue una sorpresa. Yo sabía que mi nombre estaba en una de las propuestas para producir Órbita Laika, pero no pensé que como presentador. Lo pensé un poco y pensé que si a algún colega en mi situación le ofrecieran lo mismo y me pidiera consejo le diría que adelante, que se atreviera, que es importante que los científicos formemos parte también de la vida pública cultural, así que por coherencia con mi propio consejo, dije que sí.
Estar en Órbita Laika ha sido una gozada, un regalo. Ha sido un aprendizaje continuo, a mí me encanta aprender cosas nuevas, colocarme en sitios nuevos, en formas nuevas de comunicar y de relacionarme, y Órbita Laika ha sido eso y más.
No sé a quién me gustaría ver al frente del programa si no estuviera yo. O más bien hay mucha gente a la que me gustaría ver (pero me vais a permitir no señalar a nadie), y ese hecho me encanta: hay muchas personas, hombres y mujeres en España que podrían hacer este mismo papel, y eso creo que es un logro colectivo también, que tengamos gente con este perfil científico y comunicador.
Participaste en la reciente Feria ‘Madrid por la Ciencia y la Innovación’ organizada por la Fundación madri+d, una decidida apuesta por la promoción de una cultura científica que se acercase a los ciudadanos, pero sobre todo a los estudiantes, verdaderos protagonistas del evento, al convertirse por unos días en científicos encargados de mostrar su proyecto a los visitantes. ¿Pudiste pasearte por los diferentes stands que conformaban la Feria? ¿Qué destacarías de esta experiencia?
Me encantó visitar esta feria. He estado en varias ferias de este tipo en diversos países del mundo y es siempre un soplo de ilusión y de admiración. Me quedo por supuesto con el entusiasmo de los estudiantes y los maravillosos proyectos que presentaron, recuerdo sobre todo uno de simulación de aprendizaje automático con unas cajitas que me dejó boquiabierto por lo original, lo actual de la idea y la capacidad de comprensión que mostraban los estudiantes. Pero en estas ferias lo que siempre me llena más son los profesores y profesoras que acompañan a estos estudiantes en el proceso participativo de descubrir la ciencia. Hace falta mucha generosidad, mucha entrega y mucha sensatez para dedicar su tiempo y sus esfuerzos, las más de las veces como añadido a sus ya grandes tareas diarias, a este tipo de ferias y desde luego marcan una forma de enseñar y de vivir que es muy necesaria.
El próximo viernes participas en la Noche Europea de los Investigadores de la mano de madri+d, presentando el certamen Ciencia Condensada en la Fundación Telefónica. ¿Qué te parece esta iniciativa y por qué has decidido sumarte a ella?
La Noche Europea de los Investigadores es una iniciativa magnífica que contribuye a poner en contacto a los investigadores y su labor con el resto de la sociedad, y por tanto es importante que los investigadores nos hagamos presentes en ella. Dentro de las muchas actividades que se realizan, el certamen Ciencia Condensada aúna investigación, escolares y nuevos formatos de comunicación, me parece una iniciativa magnífica que va a permitir a muchos jóvenes disfrutar del contacto con la investigación y su comunicación, así que me encantará participar en él y conocer los trabajos presentados.
¿Crees que actividades como la Noche Europea de los Investigadores contribuyen a fomentar las disciplinas STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas por sus siglas en inglés) entre nuestros jóvenes?
Creo que sí, y que además es muy necesario que los jóvenes tengan contacto y conocimiento de las disciplinas STEM tanto como posibles ámbitos laborales como (y sobre todo) por su papel fundamental dentro de la sociedad en que vivimos. Me parece además muy importante fomentar el gusto por el conocimiento, el gusto por saber y valorar los logros que científicos y tecnólogos han conseguido y consiguen cada día. En este sentido, las actividades de la Noche Europea de los Investigadores me parecen especialmente relevantes porque permiten a los jóvenes acercarse a quienes están en activo desarrollando esos nuevos descubrimientos.
¿A qué crees que se debe el descenso de vocaciones científicas entre los jóvenes y que crees que se puede hacer para paliarlo?
Creo que hay muchas razones y creo que no tengo el conocimiento para dar una respuesta precisa a esta pregunta. Desde mi percepción diría que una razón es que las disciplinas STEM tienen cierta dificultad, hace falta esfuerzo y constancia para llevar adelante una carrera en ellas y estas carreras, en particular en la investigación, no siempre se dan en las mejores condiciones laborales, etc. Cuando la labor de los investigadores se valora y se reconoce, entonces hay más gente dispuesta a acometer una carrera científica. Lo estamos viendo con las matemáticas, ahora la demanda de estudios de matemáticas es enorme, mucha gente quiere estudiar matemáticas y las notas de corte en esta carrera están a unos niveles que no habíamos visto nunca en España. Y en gran parte es por la valoración tanto social como a nivel de empleo de los matemáticos.
¿Qué le dirías a esos jóvenes que creen que no entienden las matemáticas y que creen que no son para ellos?
Yo creo que se equivocan, creo que el nivel que más o menos todo el mundo podemos alcanzar en matemáticas es bastante mayor de lo que creemos. Hay una especie de profecía autocumplida con las matemáticas, por la que creemos, en general, que se nos van a dar mal y acaban por dársenos mal. Creo que hay que relajarse un poco con las matemáticas, perderles el miedo y tener la motivación suficiente para que cuando vengan las dificultades en su estudio, que vendrán, poderlas superar. Para eso necesitamos además buenos profesores, que tengan buen conocimiento de su materia y de sus estudiantes, porque en matemáticas la importancia del profesor es seguramente mayor que en otras disciplinas, porque el contacto con ellas fuera de la escuela es mínimo, aunque eso, por suerte, va cambiando, cada vez las matemáticas forman más parte de la conversación.
Para terminar, vamos con una batería de preguntas cortas:
¿A qué te gusta dedicar tu tiempo libre? A leer y a correr.
Si pudieras viajar en el tiempo, ¿a qué momento histórico te trasladarías? A la llegada de los españoles a Tenochtitlán. Y me gustaría vivirlo desde las dos partes.
Recomiéndame un libro. “Instante” de Wislawa Szymborska.
¿Cuál es la última película que has visto? “Rocket Man”.
La última vez que ha susado Spotify ha sido para bajarse música de… Amon Amarth
Si solo pudieras definirte con una palabra, ¿cuál sería? ¿Investigador? ¿Docente? ¿Divulgador? ¿Showman? Curioso.
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