Parece que no hay mal que por bien no venga. Aunque el aumento global de las temperaturas está provocando que la capa de nieve estacional se derrita antes en primavera, esto permite que los bosques boreales, una vez desprovistos de nieve, absorban más dióxido de carbono de nuestra atmósfera.
Los científicos creen que el calentamiento global se debe principalmente a emisiones de dióxido de carbono derivadas de actividades humanas como la quema de carbón, la industria del gas y el petróleo, los transportes y las calefacciones domésticas. A medida que aumentan globalmente las temperaturas, se aprecian cambios en el clima terrestre, como una aceleración en el deshielo de los glaciares, un aumento en el nivel de los mares o una mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos.
Para predecir con exactitud el aumento del dióxido de carbono en la atmósfera, los científicos deben considerar tanto las fuentes de las emisiones como la absorción del dióxido de carbono en tierra firme y en los océanos. Los bosques boreales son bien conocidos por constituir un importante sumidero de carbono, pero la cantidad de carbono que estos bosques de las latitudes altas del planeta pueden absorber depende de la cantidad de nieve que los cubre.
Para contribuir a cuantificar los cambios en la absorción del carbono, el proyecto GlobSnow de la ESA empleó datos satelitales para generar mapas diarios de la cobertura de nieve en todo el hemisferio norte entre 1979 y 2015.
Un equipo de científicos especializados en clima y detección remota, liderados por el Instituto Meteorológico Finlandés, analizó recientemente la información y descubrió que el comienzo del crecimiento vegetal en primavera se ha adelantado una media de ocho días a lo largo de los últimos 36 años.
Al combinar esta información con observaciones terrestres del intercambio de dióxido de carbono entre los ecosistemas y la atmósfera en bosques de Finlandia, Suecia, Rusia y Canadá, el equipo descubrió que el comienzo anticipado del crecimiento primaveral ha incrementado la absorción de dióxido de carbono de la atmósfera un 3,7% por década. Así, frena el aumento del CO2 de la atmósfera, lo que contribuye a mitigar su rápido incremento por las emisiones de origen humano.
Los científicos también descubrieron que el desfase en la recuperación primaveral es mucho mayor en los bosques de Eurasia, por lo que su aumento en la absorción de carbono duplica al de los bosques norteamericanos.
"Los datos satelitales han tenido un papel esencial a la hora de proporcionar información sobre la variabilidad del ciclo de carbono", señala el profesor Jouni Pulliainen, que dirigió al equipo de investigadores del Instituto Meteorológico Finlandés.
"Al combinar información salelital y terrestre, hemos podido convertir las observaciones sobre la fusión de la nieve en información de orden superior sobre la actividad fotosintética primaveral y la absorción de carbono".
Estos nuevos resultados se emplearán para mejorar los modelos climáticos y la precisión de las predicciones sobre el calentamiento global.
El año que viene, la ESA tiene previsto perfeccionar el registro basado en datos satelitales de la cubierta de nieve global con el proyecto Snow_cci, de la Iniciativa sobre el Cambio Climático de la agencia.
Más información: Ver animación de las partes del hemisferio norte que quedaron libres de nieve en la primavera de 1979 a 2015.