Este octubre una nueva nave espacial inicia su viaje para estudiar Mercurio.
Las mejores imágenes del planeta más cercano al Sol han sido tomadas esta misma década durante la misión MESSENGER de la NASA y muestran cráteres y características desconcertantes en su superficie.
Ahora, la misión conjunta BepiColombo, en la que participan Europa y Japón, está en camino para estudiar con más detenimiento el planeta. "Lo realmente importante de BepiColombo es que finalmente tendremos la imagen completa de Mercurio. Con la misión MESSENGER hemos visto el hemisferio norte muy bien por partes pero hemos visto muy mal el hemisferio sur, porque hemos estado muy lejos. Y a los científicos eso realmente les está volviendo locos, porque se ha visto una parte, y no se sabe si el resto es lo mismo o algo completamente diferente", explica Jörn Helbert, científico del Centro Aeroespacial Alemán (DLR).
Hay mucho que aprender, porque Mercurio no encaja en nuestros cánones de cómo evolucionan los planetas. La Agencia Espacial Europea y su homóloga japonesa, la ESA y la JAXA, se han unido para resolver los enigmas que presenta. Cada una tiene una sonda preparada a bordo de BepiColombo. Durante siete años girarán alrededor de Venus y el Sol antes de entrar en la órbita de Mercurio.
Es un viaje complicado, según explica el científico Johannes Benkhoff, de la Agencia Espacial Europea (ESA): "Algo especial de Mercurio es que es un planeta que rota muy rápidamente alrededor del Sol. Así que por un lado estamos frenando para evitar la atracción de la gravedad del Sol, pero por otro tenemos que acelerar nuestra nave espacial en la que volamos hacia Mercurio. Cuando estemos allí, podremos poner nuestras dos sondas en la órbita específica con el fin de hacer lo mejor para la ciencia".
Una vez en el calor de la órbita de Mercurio, las sondas se separarán. La de la ESA volará cerca del planeta, mientras que la de la JAXA observará desde la distancia. Hay a bordo un total de 16 instrumentos para investigar, más que en ninguna misión previa a Mercurio.
Hauke Hussmann, del Centro Aeroespacial Alemán, el DLR, utilizará el láser de un altímetro para escanear los cráteres, valles y llanuras: "Haremos un mapa y un mapa en 3D. Escanearemos toda la superficie de Mercurio con estos láseres, y con información sobre la órbita de la nave espacial e información sobre la posición de la nave podremos reconstruir la topografía de la superficie, en un modelo real en 3D".
Ese modelo de superficie en 3D se utilizará para estudiar uno de los aspectos más misteriosos de Mercurio: el hecho de que parece estar encogiéndose. Se calcula que Mercurio tiene ahora un radio siete kilómetros menor que cuando se formó. La meta es saber si esta situación es típica de todos los planetas o solo del más cercano al Sol.
Otro objetivo clave de BepiColombo es entender la composición de la superficie del planeta. Los científicos del DLR de Berlín han construido una cámara capaz de calentar materiales que podrían estar hasta a 450°, la temperatura diurna de Mercurio. "Vamos a una superficie muy caliente y queremos tener datos de laboratorio con los que podamos comparar. Cuando recibamos los datos de nuestro dispositivo, ¿qué es lo que realmente veremos? Porque no tenemos una muestra. No es como la Luna donde realmente tenemos una muestra. Lo único que podemos hacer es observar desde lejos. Miramos algo que es muy caliente, así que tenemos que estudiar materiales a la misma temperatura que están en Mercurio. Algo que no es una tarea fácil", explica Helbert.
En misiones anteriores se encontró hielo en los polos y se observó mucho menos hierro y muchos materiales más volátiles de lo que se esperaba, como azufre y potasio. Los resultados de este laboratorio serán comparados con el espectrómetro de BepiColombo para averiguar de qué está hecho Mercurio.
Jörn Helbert muestra el instrumento que hará esta tarea con la única diferencia de que "tenemos cristal para poder ver lo que está pasando dentro". El dispositivo tiene un pequeño cañón que será el que apunte al planeta, muy reflectante para "evitar que llegue el calor del planeta". Cuenta con un bafle que básicamente refleja la luz del Sol y todo el calor de Mercurio. La única luz que llegará es la que entre por el centro del cañón.
El interés aumenta debido a lo que se puede aprender de Mercurio y sus orígenes en nuestro sistema solar. En particular, los científicos quieren conocer su actividad geológica. La misión MESSENGER de la NASA observó volcanes y señales de gases que salían de agujeros de la superficie. Pero, ¿es eso lo que realmente está pasando?. Benkhoff sostiene que "con BepiColombo ese es uno de nuestros objetivos cuando cartografiamos estos agujeros que ya han sido cartografiados por MESSENGER, y vemos diferencias. Entonces encontraremos pruebas de que incluso hoy en día hay algo en marcha en Mercurio. Y eso sería un resultado fantástico".
Helbert detalla que le gusta trabajar con Mercurio porque "necesitamos entenderlo para entender cómo se formaron los planetas. Si tenemos un modelo que explica la formación de todos los planetas, pero no de Mercurio, ese modelo es básicamente inútil, porque es necesario este último".
El largo viaje para responder a estas preguntas no ha hecho más que comenzar. BepiColombo utilizará la gravedad de la Tierra, Venus y el propio Mercurio para aproximarse y sólo entrará en órbita en diciembre de 2025, cuando comiencen las mediciones científicas reales.