La mayoría de la gente suele ver a los cerdos, vacas y cabras que pueblan nuestras granjas como animales poco inteligentes y con una vida interior simple o directamente inexistente. Durante años, la comunidad científica no fue una excepción, pero en los últimos años una serie de nuevos estudios ha desafiado esta idea.
En este reportaje publicado hace unas semanas en la revista Science, el periodista David Grimm se adentra en un laboratorio en el que se investiga la psicología de los animales de granja. Los resultados de muchos de esos estudios sugieren que estos animales muestran empatía, optimismo, pesimismo y otras características normalmente reservadas a primates o animales de compañía. Uno de los estudios mencionado en el reportaje sirvió para demostrar que es posible enseñar a las vacas a hacer sus necesidades en determinados lugares, desafiando la extendida idea de que estos animales no tienen control sobre sus vejigas.