Una apuesta hace 25 años se convirtió en un gran experimento científico para entender cómo interpretamos el mundo
Nuestro cerebro recibe una cantidad ingente de estímulos constantemente y a partir de ellos construye algo que llamamos “conciencia”. La relación que existe entre esa conciencia y el mundo que la rodea es en gran parte un misterio. Sabemos que las neuronas de nuestro sistema nervioso juegan un papel clave en el proceso, pero el cómo el funcionamiento de estas células se traduce después en una interpretación del mundo está poco claro.
En 1998 el filósofo David Chalmer y el neurocientífico Christian Koch apostaron a que antes de 25 años se encontraría una correlación entre la actividad neuronal y la conciencia. Esa apuesta acabó dando lugar a un proyecto en el que dos teorías científicas de la conciencia se analizaron cara a cara, mediante experimentos de resonancia magnética.
Si queréis saber más sobre la apuesta, las teorías que se estudiaron y el resultado final, podéis leer este artículo en The New York Times.