El descubrimiento de cientos de huevos fosilizados en el noroeste de China permite a los paleontólogos conocer mejor a los primos voladores de los dinosaurios, los pterosaurios, y muestra que nacían sin capacidad para volar y que sus progenitores debían de cuidar de ellos.
El 30 de noviembre de 2017 científicos chinos anunciaron que habían descubierto doscientos quince huevos de Hamipterus tianshanensis, una especie de pterosaurio de tres metros y medio de envergadura que se alimentaba de pescado y que vivió hace ciento veinte millones de años. Es más, dieciséis de los huevos contenían restos embrionarios parciales. Los descubrimientos de esta investigación se han publicado en la revista Science.
El hallazgo realizado en el yacimiento de la región autónoma de Xinjiang Uygur contiene, además de los huevos, fósiles de cientos de Hamipterus adultos machos y hembras. Se conservan relativamente pocos fósiles de pterosaurio debido a los huesos finos y frágiles de estos animales. Es incluso más raro encontrar polluelos, huevos y embriones, lo que dificulta aún más conocer el crecimiento de cada especie.
"Queríamos denominar esta región 'Edén del pterosaurio'", comentó el paleontólogo Shunxing Jiang del Instituto de Paleontología de Vertebrados y Paleoantropología de la Academia China de las Ciencias (IVPP). Sería un nombre idóneo ya que en el yacimiento podrían encontrarse más huevos, posiblemente hasta trescientos, algunos enterrados bajo los fósiles expuestos.
El primer embrión de pterosaurio se descubrió en China en 2004, pero tanto el huevo como el embrión estaban aplanados y no se mostraba claramente qué tipo de pterosaurio era. El primer huevo de pterosaurio conservado en tres dimensiones se desenterró en Argentina y pertenece a un animal denominado pterodaustro, del que se habían encontrado restos anteriormente de varios especímenes y huevos mayormente aplastados. Hasta ahora no se habían encontrado huevos de pterosaurio con embriones bien conservados en tres dimensiones.
Los huesos embriónicos descubiertos en el 'Edén del pterosaurio' apuntan a que las patas traseras de Hamipterus jóvenes se desarrollaban con mayor rapidez que los elementos fundamentales de las alas, tal y como comentó Alexander Kellner, paleontólogo del Museo Nacional de Río de Janeiro (Brasil).
"Algunas aves pueden volar en el momento en el que eclosionan, mientras que otras precisan de un largo periodo de asistencia parental. Nuestra conclusión es que un Hamipterus bebé podría andar pero no volar", explicó Jiang.
Si esta hipótesis es correcta, implicaría que los polluelos podrían haber precisado de un periodo largo de atención por parte de los progenitores. Otro dato que decanta enormemente la balanza en este sentido es que en apariencia, los pterosaurios vivían en una 'colonia bulliciosa' cerca de un gran lago de agua dulce. Kellner cita indicios de que las hembras se reunían para la puesta en colonias de nidos y que volvían cada año al mismo emplazamiento, una tendencia que también se asume en otras especies de pterosaurio.
El escaneado de los huevos mediante tomografía computarizada (TC) permitió al equipo investigador dar con una gran variedad de huesos conservados, la mayoría de las alas y las patas. A diferencia de otros embriones de pterosaurio de China o Argentina, se aprecia poco material del cráneo en los embriones, tan solo una mandíbula inferior. Las zonas de unión de músculos importantes para el vuelo eran pequeñas o inexistentes en los animales por eclosionar, mientras que las patas aparecían más completas, otorgando valor a la idea de que los juveniles no volaban.
Referencia bibliográfica:
Xiaolin Wang, Alexander W. A. Kellner, Shunxing Jiang, Xin Cheng, Qiang Wang, Yingxia Ma, Yahefujiang Paidoula, Taissa Rodrigues, He Chen, Juliana M. Sayão, Ning Li, Jialiang Zhang, Renan A. M. Bantim, Xi Meng, Xinjun Zhang, Rui Qiu, Zhonghe Zhou (2017). Egg accumulation with 3D embryos provides insight into the life history of a pterosaur. Science. DOI: 10.1126/science.aan2329