Un estudio de ADN antiguo apunta a los Botai, un pueblo de cazadores y recolectores que habitó el norte de Kazajistán hace 3.000 años.
Hay algo hermoso, primitivo y ancestral en la relación entre un hombre y un caballo. Estos animales llevan acompañándonos desde hace miles de años, participando de nuestra historia como pocos lo han hecho. Han sido la cabalgadura del guerrero, la bestia que tira del arado en el campo o el medio de transporte del viajero. Ahora, un estudio realizado a partir de ADN antiguo ha confirmado quiénes fueron los primeros hombres en domesticarlos, una identidad que ha sido objeto de debate científico durante mucho tiempo. Según recoge la revista Science, se trata de los Botai, un antiguo grupo de cazadores que habitaba lo que hoy es el norte de Kazajistán hace más de 3.000 años.
Los primeros signos de domesticación equina se encuentran en esta antigua cultura. Se trata de restos de leche de yegua en la alfarería, dientes de caballos, cuerdas mordidas que podían haber servido para enjaezarlos, corrales para resguardarlos... Sin embargo, algunos investigadores han puesto en duda que los Botai pudieran "inventar" la cría de caballos porque se dedicaban a la caza y la recolección mucho tiempo después de que otros pueblos ya hubieran adoptado la agricultura y la ganadería. Es decir, estaban menos avanzados.
Esos investigadores creían que, probablemente, los Botai aprendieron a domar a los caballos de los Yamnaya, sus vecinos del oeste que pastoreaban ovejas y cabras. Su teoría dice que los Yamnaya migraron hacia el este y el oeste durante la Edad de Bronce, mezclándose con los lugareños y difundiendo los genes que se encuentran en las poblaciones antiguas y modernas de Europa, Asia Central y Asia Meridional.
Así que para comprobar cuál fue el auténtico legado de los Yamnaya, científicios de la Universidad de Copenhague y la de Cambridge secuencieron los genomas completos de 47 euroasiáticos angiguos, la mayoría de los cuales vivieron entre 3500 a.C. y 1500 a.C. Entre ellos había tres individuos Botai. Soprendentemente, el equipo no encontró ADN Yamnaya en los Botai, lo que sugiere que los dos grupos no se mezclaron. Por esa razón, los autores del nuevo estudio, creen que los Botai pudieron domesticar los caballos por sí solos. Primero los cazaron, luego los pastorearon y finalmente los cabalgaron. Un logro muy importante para unas personas que tenían un modo de vida bastante sencillo.
La investigación concuerda con otra publicada recientemente también en Science, que muestra que los caballos Botai no estaban relacionados con los caballos modernos.