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Autor
Taciana Fisac (Directora del Centro de Estudios de Asia Oriental, Universidad Autónoma de Madrid)

Liu Xiaobo: Un intelectual chino crítico, iconoclasta y tradicional

El pasado 8 de octubre de 2010, el Comité Nobel Noruego anunciaba que este año se otorgaba el Premio de la Paz a Liu Xiaobo "por su larga y no violenta lucha en favor de los derechos humanos fundamentales en China". Para quienes trabajamos día a día en contacto con China el nombre de Liu Xiaobo resulta sumamente familiar, pero no sucede así con la mayoría de la población china, para la que Liu es un gran desconocido. Ello se debe a que Liu Xiaobo ha formado parte de las élites intelectuales chinas y ocupa un notable lugar en sus círculos, pero no es un personaje popular entre la gente común en la República Popular China.
Liu Xiaobo nace en diciembre de 1955 y realizas estudios universitarios, obteniendo en 1988 el título de doctor en literatura por la Universidad Normal de Pekín. Tras un tiempo como profesor, a mediados de los años 80 alcanzó una cierta notoriedad como crítico literario. Se le podría catalogar entonces como una de las voces más iconoclastas de aquel periodo de transición política, en el que los escritores, hasta hacía muy poco al servicio de la propaganda del Partido Comunista Chino, se convertían en la vanguardia del cambio político. Son famosos los escritos de Liu Xiaobo criticando la falta de independencia del poder político de los intelectuales chinos o incluso sus ataques directos a famosas figuras de entonces -como Li Zehou, el más prominente filósofo e historiador de finales del siglo XX- por representar lo que Liu consideraba valores confucianos del pasado. Liu Xiaobo hacía también una defensa de algunos jóvenes escritores con apuestas arriesgadas, y era raro que no fuera el centro de la atención por sus polémicas declaraciones. Eso ocurrió, por ejemplo, en un encuentro de 1986 organizado por la Asociación de Escritores Chinos en Jinshan, en la que Liu Xiaobo hizo una férrea crítica a la "obsesión china por el Nobel", ya que existía entonces -e incluso ahora, o al menos hasta hace muy poco- un enorme interés en que se reconociera internacionalmente el trabajo de algún literato o científico chino. Difícilmente podría imaginar entonces que las ironías de la historias le convertirían a él mismo en el segundo chino que iba a obtener el Nobel de la Paz -el primero fue el Dalai Dama, que formalmente sigue manteniendo la nacionalidad china-, y que provocaría un enorme descontento en las autoridades chinas.

Quien comenzó como un crítico rebelde e iconoclasta, tras una inflexión en 1989 pasó a convertirse en un intelectual comprometido con los problemas sociales y políticos de China, así como en un prominente activista en favor del respeto de los derechos humanos

La notoriedad como l'enfant terrible hizo que Liu Xiaobo recibiera numerosas invitaciones de universidades extranjeras y que fuera profesor visitante en la Universidad de Oslo, la Universidad de Hawai y la Universidad de Columbia (EE.UU.). Se encontraba allí, cuando en la primavera de 1989 se inició el movimiento estudiantil en Pekín. Liu Xiaobo decide entonces regresar a China y va a tener un papel importante, tratando de apoyar a los estudiantes y llamándoles a organizarse de forma democrática, abogando por requerir al poder la puesta en práctica de aquellos valores democráticos que ya estaban plasmados en la Constitución de China. Su posición, a favor de una educación en valores democráticos, y en contra de dejarse llevar por las emociones y el odio, fue interpretada por los estudiantes como conservadora, al tratar de mediar con el poder político chino. Es gracias a la intervención de Liu Xiaobo con las tropas chinas solicitándoles un tiempo para que los estudiantes pudieran desalojar la plaza lo que posiblemente redujo notablemente las víctimas en la Plaza de Tiananmen el 4 de Junio de 1989. Liu Xiaobo fue condenado por "instigación a la propaganda anti-revolucionaria" y permaneció en prisión hasta enero de 1991. Pero su implicación en la lucha por la democratización del país se acentuará y ello le va a suponer que se convierta en el punto de mira de las autoridades, que no dudan en limitar sus movimientos en distintos momentos o en fechas sensibles desde un punto de vista político.

En el año 2008 se va complicar aún más su situación, debido a su participación en la redacción de la Carta del 2008[1]. Se trata de un documento que se quiso hacer público el 10 de diciembre de 2008, coincidiendo con el 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y que fue firmado en un principio por más de 300 intelectuales chinos y, posteriormente, por muchos otros miles más. En el mismo -inspirado por la Carta del 77 de Checoslovaquia- se hacía una propuesta de democratización y defensa de los derechos humanos en China. Liu Xiaobo fue arrestado incluso antes de que viera la luz y hasta el 23 de junio de 2009 no se anunció oficialmente su detención y los cargos que se le imputaban. El 25 de diciembre de 2009 se le condenaba a once años de prisión por "incitar a la subversión contra el Estado".

Es en la cárcel donde ha recibido la noticia del galardón y donde permanecerá, según indican ciertas informaciones, al haber rechazado la oferta de las autoridades chinas de salir y exiliarse para no volver a China. Quien comenzó como un crítico rebelde e iconoclasta, tras una inflexión en 1989 pasó a convertirse en un intelectual comprometido con los problemas sociales y políticos de China, así como en un prominente activista en favor del respeto de los derechos humanos. Hoy Liu Xiaobo es una figura emblemática que opta por permanecer en su tierra para seguir recordando al poder su reivindicación, al más puro estilo tradicional chino, ya que sabe que su alejamiento de China produciría la deslegitimación moral de las ideas que defiende.





[1] Una traducción completa al inglés de dicho documento se puede encontrar en www.nybooks.com/articles/archives/2009/jan/15/chinas-charter-08/

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