Según un nuevo análisis, gran parte del carbono que liberan los arcos volcánicos -cadenas de volcanes que surgen a lo largo de la placa tectónica de una zona de subducción- proviene del reposicionamiento de reservas de caliza en la corteza terrestre. Algunos estudios previos sugerían que el carbono se originaba en el manto terrestre como resultado del proceso de subducción.
Este nuevo descubrimiento, publicado en la revista Science, supondría un cambio en la cantidad de carbono orgánico que los científicos creían que había sido enterrado en el pasado. El ciclo del carbono entre las reservas superficiales y el manto a lo largo de la historia geológica de la Tierra es de gran importancia ya que su desequilibrio influye en gran medida en la cantidad total de carbono en la superficie del planeta.
Sin embargo, el origen del carbono que es liberado durante la desgasificación de los arcos volcánicos seguía siendo un misterio, hasta que Emily Mason y sus colegas recopilaron datos globales de isótopos del carbono y del helio para determinar el origen del primero. Dichos datos revelaron que muchos arcos volcánicos movilizan el carbono desde grandes plataformas carbonatadas de la corteza terrestre, particularmente en Italia, el arco volcánico centroamericano, Indonesia y Papúa-Nueva Guinea.
Por el contrario, los arcos ubicados en el norte del Pacífico, como el de Japón y la fosa de las Kuriles, liberan dióxido de carbono con un marcador isotópico que indica que su origen está en el manto terrestre. El reconocimiento de una cantidad considerable de carbono proveniente de la corteza en el marcador isotópico requiere, desde el punto de vista del equilibrio de la materia, una revisión a la baja acerca de cuánto carbono orgánico fue enterrado en el pasado.