La expedición militar de Napoléon a finales del siglo XVIII desplegó también un gran número de científicos en el país africano
Entre 1798 y 1801 miles de soldados franceses se desplazaron a Egipto para “dominar una región bajo el Imperio otomano y estrangular la ruta oriental de Gran Bretaña a la India”. En lo militar, la campaña acabó de la peor manera para Napoleón y sus hombres, pero también sirvió para hacer de Egipto un “auténtico laboratorio moderno” que analizó especies animales locales, estudió la posibilidad de abrir un paso en el canal de Suez y dibujó mapas, entre muchas otras cosas.
Lo cuenta Juan Pimentel, investigador del CSIC, en este artículo para The Conversation. Su texto recupera algunos de los hitos científicos de esos años, pero también reflexiona sobre el colonialismo científico y las relaciones entre conocimiento y poder.