Fecha

Hoy os contamos la contribución de un humorista a la paleontología y una curiosidad histórica de la técnica de moda, la PCR

Parece una broma, pero no lo es. O sí. En 1982, sin proponérselo, el dibujante Gary Larsson puso nombre a una parte de un dinosaurio. También os traemos una anécdota curiosa sobre la PCR, una técnica que revolucionó la biología molecular y que no habría sido posible sin un ser microscópico al que le encanta el agua caliente

El ‘thagomizer’

Seguro que te has fijado en que algunos dinosaurios tenían una serie de espinas en sus colas. El nombre de esa estructura es ‘thagomizer’ y no está claro qué función desempeñaba, aunque se especula que podrían haber servido al animal para defenderse. El nombre surgió a raíz de una tira cómica del dibujante Gary Larson, donde un hombre prehistórico explica a sus compañeros que esa parte del cuerpo del dinosaurio se llama thagomizer en honor “al difunto Thag Simmons”. Los paleontólogos empezaron a usar el término a modo de chanza y con el tiempo acabó calando. Por supuesto, el ser humano y los dinosaurios no llegaron a coexistir, pero hay que reconocer que la viñeta es graciosa.

El origen extremo de la PCR

Una de las palabras que ha popularizado la pandemia es “PCR”, la técnica que usamos para detectar una infección por coronavirus y cuyo nombre es un acrónimo de “polymerase chain reaction”. Aunque hoy en día es una técnica rutinaria en cualquier laboratorio, su descubrimiento supuso un antes y un después en la biología molecular. Permite amplificar, en poco tiempo, trozos de material genético. Una de las claves de la técnica es que utiliza una molécula capaz de resistir altas temperaturas y que se obtuvo de una bacteria descubierta por primera vez en unos manantiales de aguas termales del Parque Nacional de Yellowstone, en Estados Unidos. Las naturaleza tiene esas cosas. Una razón más para proteger la biodiversidad del planeta.

Add new comment