Camarones, cangrejos y diferentes tipos de gusanos, entre las criaturas descritas
A 4.000 metros de profundidad, en el Pacífico oriental, cerca de Hawái, aguarda el futuro tecnológico del mundo. Es una de las zonas más ricas en nódulos de manganeso, con minerales necesarios para la fabricación de móviles, coches eléctricos o placas solares. Pero en este punto todavía virgen del océano también existe un gran misterio: el de las formas de vida marina que alberga, capaces de resistir a la oscuridad y a la escasez de alimento. A punto de que la minería submarina comience a gran escala, el primer inventario sistemático de especies en la zona de Clarion-Clipperton concluye que hay más de 5.000 nuevas criaturas. Y los científicos calculan que podría haber hasta 8.000 más.
Del doble del tamaño de la India, la zona Clarion-Clipperton ya está siendo explorada por diferentes empresas, de cara a la próxima aprobación internacional de la minería submarina de aguas profundas. Es una zona clave por la presencia de nódulos de manganeso. Pero el estudio de los materiales ha sido más amplio que el de las especies. Un equipo de biólogos ha creado ahora el primer listado de especies de la zona, publicado en 'Current Biology', que incluye un total de 5.578 especies diferentes, de las cuales se estima que entre el 88% y el 92% son completamente nuevas para la ciencia.
En concreto, los investigadores analizaron más de 100.000 registros de criaturas encontradas en la zona en diferentes exploraciones. Solo seis de las nuevas especies encontradas (que incluyen un pepino de mar, un nematodo y un esponja carnívora) se han visto en otras regiones. La mayoría de las especies registradas fueron artrópodos como camarones o cangrejos con grupos de anélidos y nematodos que incluyen varios gusanos que también constituyen muchas de las especies contadas.
«Hay algunas especies simplemente notables ahí abajo. Algunas de las esponjas parecen esponjas de baño clásicas y otras parecen jarrones. Son simplemente hermosos», dice Muriel Rabone, ecóloga de aguas profundas del Museo de Historia Natural de Londres, Reino Unido. «Una de mis favoritas son las esponjas de vidrio. Tienen estas pequeñas espinas y, bajo el microscopio, parecen pequeños candelabros o pequeñas esculturas».
Tras ocho años de negociaciones sin avances sobre minería submarina, en 2021 la república más pequeña del mundo, Nauru, una isla de la Micronesia, lo cambió todo. El estado insular activó un mecanismo que requiere que la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (conocida como ISA, por sus siglas en inglés) apruebe las regulaciones mineras en dos años, o se podrán requerir licencias mineras bajo las protecciones ambientales actuales. La fecha límite es el 9 de julio de 2023, lo que está acelerando los esfuerzos por lograr una normativa. También ha llevado a un número creciente de países a pedir una moratoria para poder saber más sobre los ecosistemas y consecuencias de la actividad.
«Tenemos que saber qué vive en estas regiones antes de que podamos comenzar a entender cómo proteger dichos ecosistemas«, dice el coautor Adrian Glover, investigador del Museo de Historia Natural. «Estamos en vísperas de que se aprueben potencialmente algunas de las mayores operaciones mineras en aguas profundas. Es imperativo que trabajemos con las empresas que buscan explotar estos recursos para garantizar que dicha actividad se realice de una manera que limite su impacto en el mundo natural».