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Autor
Fernando Valladares (Instituto de Recursos Naturales. CSIC)

Duarte, de la ecología de lagos y océanos al cambio global

El cambio global es no sólo uno de los mayores desafíos para la sociedad actual sino también un gran reto científico. Comprender los procesos implicados en las profundas transformaciones ambientales que sufren los ecosistemas de la Tierra y poder adelantar los impactos de nuestras actividades sobre su funcionamiento son tareas intrínsecamente complejas que requieren de la colaboración de los mejores expertos y de su capacidad para confluir partiendo de áreas de especialización complementarias pero muy diferentes.
La carrera investigadora de un físico, un matemático o un astrónomo está relativamente bien trazada, al menos en sus inicios. Pero ¿como se forma un científico capaz de investigar el cambio global? Posiblemente haya muchas formas, pero ciencias integradoras y eclécticas como la ecología suponen un buen punto de partida. Ningún científico puede anticipar a donde le llevarán sus investigaciones, pero seguramente Carlos Duarte no imaginaba hace veinticinco años que su investigación básica en limnología y oceanografía le llevaría a convertirse en un experto internacional en cambio global y menos aún que sería capaz de combinar sus contribuciones a un tema tan candente como este con aportaciones sugerentes a la biología mas general y básica de los organismos acuáticos.

Carlos Duarte se inició en la limnología y su pasión por los ecosistemas acuáticos la mantendría siempre. Realizó su tesis sobre macrófitos de lagos en la universidad McGill de Montreal, Canadá. Pronto se vio atraído por las praderas submarinas de fanerógamas y sus trabajos de mayor impacto en la comunidad científica versan sobre el ciclo de los nutrientes en estas praderas. Pero no se contentó con comprender la ecología de las praderas de Cymodocea y Possidonia, sino que enseguida comenzó a preocuparle su conservación, tema al que dedicó agudos artículos de revisión y opinión. Estas fueron sus primeras contribuciones importantes sobre los impactos del cambio global.

Duarte desafía a la comunidad científica cuestionándose si los océanos son en realidad sumideros o fuentes de carbono al destacar la importancia de la respiración en mar abierto y en los fondos marinos

Con el paso de los años y la acumulación enciclopédica de un conocimiento promiscuo y crítico, Duarte fue abriendo líneas paralelas de trabajo en ecosistemas acuáticos de todo el mundo, desde el Mediterráneo o Filipinas hasta los mares polares, con un interés creciente por la zona antártica. Y pronto abordaría uno de los temas por los que es mas conocido, el balance de carbono de los mares y en concreto su respiración. Los modelos globales que estiman los flujos y los almacenes de gases con efecto invernadero, como el dióxido de carbono, emplean valores poco representativos para los mares y océanos, apoyándose en estimas basadas sobre todo en las capas más superficiales. Duarte desafía a la comunidad científica cuestionándose si los océanos son en realidad sumideros o fuentes de carbono al destacar la importancia de la respiración en mar abierto y en los fondos marinos. A Duarte le interesan las repercusiones del cambio climático sobre el funcionamiento de la biosfera, en el cual los océanos juegan un papel clave aunque aún poco conocido. La aproximación multi y transdisciplinar de Carlos Duarte al cambio global le lleva a profundizar en las implicaciones de la cada vez más rápida domesticación de especies marinas con el desarrollo de la acuicultura. Esta domesticación de un número creciente de especies permitiría a la especie humana resolver el conflicto demográfico al que se ve abocado en este siglo XXI, con una población en expansión ávida de mas recursos per capita que no podrá ser sostenida sobre los pilares económicos y productivos clásicos. Los fenómenos de hipoxia en los mares, la sobreexplotación de los recursos marinos, y la interacción entre los cambios en el clima con otros agentes de cambio global como la contaminación, el deshielo del Ártico y el incremento de la radiación ultravioleta, son otros objetivos centrales de las investigaciones presentes de Duarte.

Pero no faltan en la trayectoria de este investigador las aportaciones brillantes al conocimiento más básico. En colaboración con diversos colegas ha explorado las propiedades fotosintéticas de las plantas, encontrando reglas y patrones generales sobre las tasas fotosintéticas, la captura de luz y la cantidad de pigmentos fotosintéticos como las clorofilas que se aplican desde las algas unicelulares a los árboles. Y en esta línea y también gracias a colaboraciones estrechas con sus colegas ha desarrollado unas reglas matemáticas sencillas que explican la longevidad y las tasas de nacimiento y mortandad de organismos fotosintéticos en función de su tamaño. En estos casos la contribución no se limita a los organismos acuáticos, ya que las reglas encontradas se aplican igual de bien a organismos terrestres.

Además de científico, Carlos Duarte es un divulgador nato, convencido de la importancia de hacer llegar la ciencia al público en general y de alertar sobre los graves problemas ambientales por los que atraviesa el planeta debido a las actividades humanas

Además de científico, Carlos Duarte es un divulgador nato, convencido de la importancia de hacer llegar la ciencia al público en general y de alertar sobre los graves problemas ambientales por los que atraviesa el planeta debido a las actividades humanas. Es entonces cuando se transforma en un encantador cuentacuentos y atrapa a la audiencia descifrando los enigmas científicos de los fondos marinos, hablando de aspectos complejos como el balance de carbono de los mares de forma comprensible intercalando aventuras no aptas para menores presuntamente ocurridas en buques oceanográficos. Duarte hablaba hace años de la cinta de transporte de calor cuando apenas nadie lo hacía y pocos eran conscientes de su importancia no ya en la regulación del clima de la Tierra sino en su incidencia sobre el cambio climático. Hablaba de respiración de los mares cuando a muchos ni les sonaba la idea de que los mares fueran importantes para el intercambio gaseoso de la biosfera y de la atmósfera. Siempre un paso mas adelante de los demás, ahora profundiza en como las especie humana puede sortear los desafíos demográficos que se presentan en el siglo XXI, "domesticando mas especies y criándolas en el mar, donde hay pocos limites de espacio y ninguna restricción hidrica". En palabras de Duarte, todo suena lógico y sin fisuras. Quizá los tres rasgos que más impresionan de este científico son su claridad de ideas, su profunda dedicación y su hiperactividad. Sus trescientas publicaciones, sus chapuzones científicos en los mares de todo el mundo y el reconocimiento internacional mediante premios y distinciones avalan esta percepción. Duarte es un visionario y un aventurero, como Alejandro Malespina, pero por suerte para él y para todos ha sido mejor tratado por sus contemporáneos: mientras Duarte recibe el principal premio nacional del área, a Malaspina lo encierran siete años en la cárcel acusado de conspirar.

El premio reconoce en mi opinión más una trayectoria y una contribución amplia al desarrollo de la investigación en cambio global en España que un descubrimiento o aportación concreto. Frente al científico enfocado en una cuestión específica, especializándose hasta la medula para abordarla, Duarte representa al científico subido a la tecnología global, abordando simultáneamente muchos frentes de investigación, desde las costas al océano abierto, del ártico al Mediterráneo, y coordinando el trabajo de científicos de su entorno mas inmediato con los de cualquier rincón del planeta. Desde su centro del CSIC en Mallorca hasta Chile o Canadá, pasando por el eje de investigación en cambio global del CSIC, Duarte cataliza los esfuerzos transdisciplinares para comprender y poder mitigar los efectos del cambio global a través no sólo de su propia labor investigadora sino también de su gran capacidad para apoyar iniciativas y enlazar grupos de trabajo. Una mirada retrospectiva a su evolución científica revela que ante un desafío como este, Carlos Duarte lejos de intimidarse, se siente "como pez en el agua".

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