Este titanosaurio era el más gigantesco de lo que hoy es la península hace 70 millones de años
Un equipo de investigadores dirigido por el Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont ha descubierto en Pajares de Yuso, en los Pirineos leridanos, los restos muy bien conservados de una nueva especie de dinosaurio herbívoro gigantesco. Bautizado como Abditosaurus kuehnei, se trata de un tiranosaurio de casi 18 metros de longitud -tan largo como un autobús urbano articulado- y 14 toneladas de peso que vivió hace 70,5 millones de años. En ese tiempo era el animal más impresionante del dominio iberoarmoricano, la antigua región que actualmente agrupa Iberia y el sur de Francia.
Precisamente, fueron las extraordinarias dimensiones del dinosaurio uno de los aspectos que más llamaron la atención de los investigadores. «Los titanosaurios que encontramos en el Cretáceo superior de Europa suelen ser más pequeños.
Puedes coger sus vértebras con la mano», explica Bernat Vila, autor principal del estudio, que se publica este lunes en 'Nature Ecology & Evolution'. Que estos titanosaurios europeos midieran entre 6 y 10 metros, una presencia no tan impactante, se debe al efecto de la insularidad en la fauna de la región.
Durante el Cretácico superior (hace entre 83 y 66 millones de años), Europa era un extenso archipiélago formando por decenas de islas. Una de ellas estaba constituida por lo que hoy son la Península Ibérica y el sur de Francia. Las faunas que evolucionaban allí tendían a ser formas pequeñas o incluso enanas debido a la limitación de alimento que implica vivir en una isla, un fenómeno recurrente en la historia de la vida en la Tierra y del que hay muchos ejemplos en el registro fósil.
«Sin embargo -prosigue el científico-, las vértebras dorsales de Abditosaurus miden 940 cm de ancho, y el fémur podía alcanzar el metro treinta». Los análisis filogenéticos (es decir, de parentesco) de la nueva especie indican que el gigante venía del sur, del antiguo bloque continental de Gondwana, donde los titanosaurios eran mucho más grandes. «La hipótesis que manejamos es que, hace unos 70,6 millones de años, se produjo una bajada del nivel de mar y las zonas poco profundas quedaron expuestas, de forma que estos dinosaurios más grandes pudieron cruzar hasta aquí desde el norte de lo que hoy es África», explica Vila. Hay otras evidencias que apoyan la hipótesis de la migración, como el hallazgo en el mismo yacimiento de cáscaras de huevo de especies de titanosaurios que se sabe habitaban en Gondwana. Si llegaron en busca de alimento a causa de un cambio climático o simplemente se expandieron por el mero hecho de no tener barreras geográficas es algo que aún no está claro.
'Reptil olvidado'
La historia de la investigación que ha conducido a la descripción de la nueva especie se remonta al año 1954, cuando el paleontólogo alemán Walter Kühne excavó sus primeros restos y los envió al Instituto Lucas Mallada, en Madrid. El yacimiento cayó en el olvido hasta 1986 donde se extrajeron algunos restos más, pero una gran tormenta hizo cancelar la excavación. El lugar volvió a abandonarse hasta que en 2012, personal investigador del ICP, el Museo de la Conca Dellà y la Universidad de Zaragoza reanudó las excavaciones de forma sistemática. ‘Abditosaurus’ significa ‘el reptil olvidado’ y ‘kuehnei’ es un homenaje a su descubridor.
Los restos recuperados consisten en diversas vértebras y costillas del tronco y huesos de las extremidades y las cinturas pélvicas y escapulares, pero destaca especialmente un fragmento semiarticulado del cuello formado por 12 vértebras cervicales fusionadas entre sí. Solo preparar el cuello y estudiarlo llevó a los investigadores varios años de trabajo. Aunque desconocen la causa exacta de la muerte del animal, creen que pudo morir de viejo. No hay evidencias de depredación en los huesos, por lo que parece que el cuerpo quedó sepultado rápidamente.
La gran extinción
Los titanosaurios dominaron los ecosistemas terrestres durante el Cretácico. Su cráneo era pequeño y acabado en punta, con unos dientes pequeños en forma de clavo que les servían para arrancar la vegetación. Se alimentaban de plantas con flores y gimnospermas (la familia a la que pertenecen los pinos y las araucarias). Con su largo cuello podía alcanzar las ramas más altas de los árboles. Tenían un cuerpo robusto, con unas patas delanteras más cortas que las traseras y un cuello y una cola relativamente largos. Algunas especies ―entre ellas muchas de las que encontramos fosilizadas en los actuales Pirineos, entonces una gran cuenca― tenían el tronco recubierto de unas placas óseas llamadas osteodermos. Se cree que estas estructuras podían servir como escudo protector o como reserva de calcio. Abditosaurus compartía ambiente con hadrosaurios (los famosos pico de pato) y anquilosaurios. Entre los predadores que podían amenazarlo, había abelisáuridos y velociraptores, aunque, por su tamaño, no debía de ser una presa fácil.
Los Pirineos catalanes son excepcionales en cuanto al registro fósil de dinosaurios. Incluyen las últimas especies que vivieron en Europa antes de su desaparición hace 66 millones de años a causa del impacto de un gran meteorito contra lo que hoy es México. Es probable que Abditosaurus también fuera víctima de la gran extinción.
Fotografía: Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont